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Educar desde la vulnerabilidad del niño hospitalizado

Educar desde la vulnerabilidad, es un bonito título, para empezar esta reflexión. Muchos nos preguntamos, educar, enseñar, instruir, ¿son sinónimos?, ¿significan lo mismo? Algo similar ocurre con el concepto vulnerabilidad, ¿es sinónimo de debilidad, de fragilidad, de inferioridad?.

Una zarzuela de definiciones, de conceptos y de matices acompañan nuestras charlas y lecturas, salpicadas de eternos interrogantes ¿se puede instruir y no educar?, ¿se puede educar a un niño enfermo y vulnerable? La respuesta en ambos casos sería sí, claro que sí, pero cometeríamos un grave error si nuestro objetivo con niños hospitalizados quedara limitado a instruir, reducido a la mera transmisión de contenidos intelectuales.

Una zarzuela de definiciones, de conceptos y de matices acompañan nuestras charlas y lecturas, salpicadas de eternos interrogantes ¿se puede instruir y no educar?, ¿se puede educar a un niño enfermo y vulnerable? La respuesta en ambos casos sería sí, claro que sí, pero cometeríamos un grave error si nuestro objetivo con niños hospitalizados quedara limitado a instruir, reducido a la mera transmisión de contenidos intelectuales.

Los niños hospitalizados, son más vulnerables, están inmersos en una grave situación de enfermedad, atraviesan un momento difícil de su vida y necesitan principalmente sentirse acompañados, respetados y queridos. Educar en La vulnerabilidad, es educar desde un enfoque holístico, gestáltico, lo que implica educar la totalidad del ser fomentar el crecimiento personal, la transmisión de valores saludables, la formación de la conciencia, el autoconocimiento y a la aceptación de uno mismo.

Ante esto podemos preguntarnos. ¿Se puede educar a un niño sin movilidad, con sondas, dolores y vómitos? La respuesta de nuevo es sí, claro que sí. Se puede y se debe educar al niño enfermo para afrontar situaciones difíciles, de acuerdo con sus necesidades. Esto sólo es posible desde la comprensión del otro, poniéndonos en contacto con su necesidad a través de la escucha. Atendiendo tanto su lenguaje oral como gestual, asegurándonos de que le llega lo que necesita y siendo muy respetuosos con su privacidad, sus silencios, su pudor y su ritmo vital. Es fundamental provocar situaciones que le ayuden a expresar libremente sus sentimientos, de pedir ternura, protección, de mostrar su sonrisa ante una alabanza, su rabia ante una exigencia, revelar el mal humor y el bueno, mostrar el desánimo, la ansiedad, así como el miedo y su no poder¿

La gran necesidad del alumno hospitalizado, es la de poder expresar libremente su necesidad en cada momento, tanto fisiológica, emocional, psicológica, social y espiritual.

El niño enfermo por la situación que atraviesa, de inquietud, miedo, angustia, estrés y dolor se muestra más vulnerable. Ser vulnerables quiere decir que no siempre estamos felices, que no siempre estamos seguros. Quiere decir que somos seres humanos, y como humanos, a veces somos débiles, aunque la verdadera debilidad está en esconder los miedos y las debilidades, no en reconocerlos. Juanes en una de sus canciones dice: ¿Cierro los ojos y el alma para no ser vulnerable¿. El no ver, nos produce el espejismo de ver lo que no es, a pesar de que irremediablemente como decía Fritz Perls ¿lo que es, es¿¿. Educar a un niño hospitalizado, está íntimamente ligado con ayudar al otro a aceptar su vulnerabilidad, a vivir con ella y a conseguir el máximo grado de autonomía.

Por último, y para finalizar, me atrevo a decir que ¿Sentir las heridas no implica necesariamente ser "vencido" por ellas. La vida las incorpora y pueden constituir un factor de crecimiento importante¿.

Mª Dolores García, maestra de cirugía. El Palmar

10/06/2008 14:21:16