El último invierno y otros relatos.

Fiel a la estética del cuento se adentra por vez primera en el tratamiento de este género y en El último invierno y otros relatos presenta un completo edificio cuentístico en el que la autora despliega un tapiz de imaginación aunado a situaciones con visos de realidad, en muchas de las cuales sobresale la veta histórica en la que es especialista esta profesora. Ello no implica que olvide argumentos ambientados en otro tipo de atmósferas como la de terror patente en el relato titulado La noche más oscura, la novedosa sensación de ser el nuevo de la clase, o el encuentro de ¿criaturas desheredadas del afecto humano¿ en 1793. No faltan los ingredientes propios de una lectura orientada también al elenco juvenil. El descubrimiento irrepetible del primer amor y el primer dolor, la transición consciente hacia otra manera de entender la realidad y mirar la vida son algunos de los hitos que no hubieran sido posibles si esta profesora-narradora no se hubiera convertido en alumna. Diversas formas expresivas ¿narración, descripción, diálogo- están hábilmente combinadas para ofrecer a los lectores un amplio mosaico de tonalidades, conceder a los relatos versatilidad narrativa y propiciar una lectura ágil y dinámica. Asimismo, la presencia de adolescentes como personajes hace de este volumen un título apropiado también para lectores en ciernes. Los grandes universales temáticos como el clásico ¿tempus fugit¿ traído al presente en La infancia perdida, o el actual de ¿os sin techo¿ encarnados en el vagabundo de El mar, las clases sociales abordadas con exquisito tratamiento y desde un perspectivismo entre adolescente y adulto se patentizan en La niña nueva, la turbación psicológica, una de las enfermedades sociales de la modernidad, se literaturiza en La casa de la montaña. El primer relato, el que da título a la colección, El último invierno, arranca de la visita realizada por la misma autora al cementerio de Noyon (Francia) y la curiosa sorpresa de observar cómo los franceses enterraron a los soldados alemanes caídos durante la guerra mundial, con ¿el mismo cariño¿ que dispensaron a los suyos. El viaje vuelve a ser motivo recurrente de inspiración en La infancia perdida, apoyada sobre sucesos reales orlados de ficción, y en El mar, quizá el mejor relato de la totalidad, organizado en dos partes, donde pueden apercibirse espacios naturales pertenecientes a la geografía murciana. Se advierte tanto la laguna marinera que baña la Costa Cálida como otros parajes de idéntica belleza siempre aconsonantados con el carisma personal de los personajes pobladores. Por todo lo expuesto, sus páginas ya han servido de material didáctico en algunas ocasiones y estos relatos han hecho de manual de aprendizaje, tanto conceptual como formal. Actualmente y mientras da a luz su próxima producción literaria, una novela, Isabel Mª Abellán comparte su tiempo entre el ejercicio diario de la docencia y sus colaboraciones en la revista de reciente aparición, Irreverentes, de la que es delegada en Murcia, y cuya editorial se encargó de la publicación de El último invierno y otros relatos. Mª Ángeles Moragues Chazarra Doctora en Filología Hispánica

18/02/2007 23:39:56