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Si Vivaldi aprendiese Solfeo.

José Emilio Iniesta, Catedrático de Lengua castellana y Literatura en un instituto de secundaria de Alcantarilla, decide novelar el último período vital de uno de los genios musicales más egregios que da ha dado la naturaleza, Antonio Vivaldi. (Mª Angeles Moragues Chazarra. Doctora en Filología HIspánica).

Aparece este título merced a la labor editorial de la Editora regional dentro de su colección de Textos centrales y en su variante narrativa. Se trata de un volumen de casi trescientas páginas, cuya extensión no merma, en absoluto, el interés por el hilo narrativo. Sabe el autor manejar con hábil destreza los elementos narratológicos y plasmar un relato ofreciendo a los lectores una suerte de miscelánea donde se conjugan la Historia, la Música, la Pintura y la Literatura. Además, en esta novela sucede lo que en sus páginas interiores afirma el propio narrador y es que ¿los instrumentos dialogan entre sí, hablan amorosamente, hablan y discuten y se reconcilian y cuchichean y ríen¿. Sin embargo, entre ellos destaca uno, la Garganta de Asmodeo, fatídico provocador del desenlace final. Asimismo, una extensa partitura con ¿movimientos¿ literarios se despliega a lo largo de los capítulos que integran esta narración. No faltan en ella situaciones y nombres coetáneos al protagonista, Vivaldi, de quien también se nos relatan sus diatribas eclesiásticas propiciadas por su inclinada dedicación más hacia lo musical que hacia la actuación sacra. El llamado¿Prete Rosso¿, ya en sus años postreros y convertido en un maestro de música para un grupo de jóvenes livianas y un ¿castratio¿. A pesar de ser narrado el declive profesional de este famoso artista, la etapa final de su vida con sus miserias, vicios y obsesiones, un momento, en definitiva, decadente, se nos sigue demostrando que la música es el verdadero lenguaje universal. Viene a ser esta novela, de título hipotético, todo un tributo al arte de la música personificada en uno de sus mayores representantes, una música de melodías trasnochadas ya para las nuevas y actuales generaciones, de quienes, por otra parte, este profesor es un auténtico conocedor. La pérdida por el gusto de las melodías de antaño, conocidas popularmente como clásicas y la valoración por otros ritmos diametralmente opuestos queda patente en no pocas expresiones referidas al respecto. Una crítica subliminal a los sones modernos también planea sobre el argumento. A lo largo de todo el tejido narrativo desplegado en Si Vivaldi aprendiese solfeo muestra el autor el dominio de un lenguaje plagado de tecnicismos musicales como motetes y réquienes que se dejan sentir en no pocos renglones novelescos y, con un estilo ágil, retrata un tiempo pretérito que transcurre en una ciudad ya caduca, Venecia. Un fresco de escritura literaria dirigido a jóvenes lectores de hoy posiblemente para intentar potenciar en ellos el gusto por el arte musical de antaño como una alternativa a los compases actuales y en estrecha conexión con la Historia y la Literatura. En definitiva, una novela de visos históricos escrita en Murcia, acontecida en la italiana ciudad de los canales se constituye como la primera incursión en el terreno de la novelística por un profesor de polifacética labor que ha escritos obras dramáticas, algunos trabajos sobre poesía en el período islámico murciano y ha dirigido puestas en escena. Mª Ángeles Moragues Chazarra Doctora en Filología hispánica

11/03/2007 22:06:51