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¿Dónde está la Guillermina de Rubén Castillo?

Talento e imaginación se combinan en Guillermina, relato que le valió a su autor el Premio Internacional de relato corto ¿Encarna León¿ de la ciudad autónoma de Melilla. Rubén Castillo Gallego es el escritor en quien la musa ¿Creación¿ depositó su confianza en esta ocasión (como en otras muchas). Profesor de Lengua castellana y Literatura en el I.E.S ¿Vega del Thader¿ de Molina de Segura, crítico literario, colaborador en prensa y escritor.

Cuenta el argumento la historia, casi biográfica, de una mujer a quien el destino somete a un deambular itinerante en soledad, castigándola y premiándola, con simultaneidad, a urdir un tejido de relaciones humanas finamente hilado mediante una habilidad narrativa empleada a tal efecto. En algo más de una decena de páginas, glosa el escritor toda una vida, la de quien con más de setenta años y merced a la conocida técnica del flasback retrotrae hasta el lector etapas pasadas de la protagonista, avanzando progresivamente hasta la actualidad en que Guillermina, ya anciana, ha ido recordando sus días vividos, poniendo especial acento en aquellos momentos vividos como sirvienta de un poeta republicano, exiliado y, al final de su andadura vital, desconocido y olvidado por sus mismos paisanos españoles. Pero no solo lo narrado es un acierto, lo son también esos ¿apartes¿ emparentados en los que se deja oír la voz en off del autor, matizada por una sutil ironía de carácter explicativo sin acallar la auténtica voz de la protagonista y, a la vez, narradora. Una primera persona singular de la que penden todos los hilos de este cuento construido a la vieja usanza, de esos que están elaborados con sentimientos que dejan huella en lo más profundo de la fibra más humana. Quienes seguimos de cerca las andadas escriturales de Rubén, sabemos bien de su afición por construir expresiones de corte aforístico con entretelas de hondos pensamientos y su fijación por el empleo de algunos elementos recurrentes en sus obras. Tal es el caso de un mueble altamente connotativo en algunas de sus creaciones, la mecedora, un objeto de sustancial ascendencia en la narrativa rubeniana. Ya apareció explícitamente en el título de la novela La mujer de la mecedora, premio Ateneo de Valladolid en 1991, y ahora vuelve de nuevo en esta Guillermina como inseparable instrumento de la propia personalidad de la protagonista, estática y sin embargo, en movimiento. Tres veces, tres, es nombrada la mecedora, del mismo modo tripartito (tres situaciones vivenciales sentidas por Guillermina) en que estructura el escritor un relato tan coherentemente soldado. En ella permanece sentada Guillermina a raíz del óbito de su marido, actitud de rebeldía pasiva ante la crueldad y la barbarie de las que ha sido víctima. Así pues, no es errado decir que la sucesión de los mencionados procedimientos de este opúsculo novelesco están dispuestos al servicio de un relato psicologista en el que también hay lugar para alguna estampa costumbrista de sabor añejo y cierto regusto de cuentística hispanoamericana. El colofón se alcanza justo cuando al lector le es desvelado el punto de partida de raíces poéticas de este relato, el poema confesional del chileno Pablo Neruda ¿¿Dónde estará la Guillermina?¿ incluido en la antología de 1958 Estravagario. Rubén Castillo siempre ha demostrado ser un nato contador de historias con acierto imaginativo mediante una prosa rítmica que invita a una lectura amena de temática tan tradicional como moderna. Mª Ángeles Moragues Chazarra

02/02/2010 16:33:51