AMPLIACIÓN CONTENIDO

La isla del tesoro, de R.L. Stevenson.

Hay temas narrativos que, una vez inaugurados, pasan a convertirse en elementos esenciales de nuestro espíritu. Robert Louis Stevenson, en ¿La isla del tesoro¿, acuñó uno de los más sólidos arquetipos del ideario adolescente: la existencia de un premio que, tras pugnas diversas entre los representantes del Bien y los representantes del Mal, acaba en las manos del protagonista. ¿Qué son las aventuras de Indiana Jones o de Lara Croft sino variaciones de ese esquema, fértil como pocos, que invade el alma de los jóvenes (y a veces de los no tan jóvenes) con la fuerza de argumento y el esplendor de su final? Todos, de alguna manera, hemos buscado tesoros durante la infancia: en desvanes, en baúles, en cuevas o en los álbumes de fotos de nuestros antepasados.

Ahora, la editorial Bruño, dentro de su colección de Clásicos Juveniles, nos entrega una nueva y magnífica edición de la inmortal novela, prologada con tino y buen humor por Fernando Savater. En ella, los lectores volvemos a ser (una vez más, y nunca nos cansamos, porque la maravilla de las buenas novelas no se agota) el pequeño Jim, y nos encontrarnos en la posada del ¿Almirante Benbow¿, viendo llegar al viejo Long John Silver, con sus cánticos llenos de botellas de ron y cofres del muerto. Y charlaremos con el doctor Livesey, y subiremos a la Hispaniola, y nos enzarzaremos en peleas con sables, y nos agacharemos bajo lluvias de balas, y descubriremos en las últimas páginas el tesoro inmenso del capitán Flint, donde al conjunto de joyas y barras de oro hay que unirle una cantidad fabulosa de monedas donde se ven ¿los retratos de todos los reyes de Europa en los últimos cien años¿ (página 293). Un completo catálogo de actividades ideado por Natalia Bernabeu Morón cierra este volumen memorable, que hará las delicias de jóvenes y adultos. Jorge Luis Borges dijo una vez que él amaba los relojes de arena, el sabor del café y la prosa de Stevenson. Ésta es una oportunidad magnífica para descubrir que el escritor argentino no exageraba ni un ápice en su valoración. Y es que sin duda Robert Louis Stevenson (y ahora habla el prologuista del tomo, Fernando Savater) ¿conoció el estado de gracia de la gran literatura cuando compuso este libro¿. Rubén Castillo Gallego La isla del tesoro Robert Louis Stevenson Editorial Bruño, 2007

15/10/2007 20:54:10