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La mansión de los abismos.

Intentar explicar, a la altura de 2010, quién es Joan Manuel Gisbert o cuál es el valor de su obra literaria se me antoja una impertinencia. Nadie que frecuente la literatura juvenil española, o que simplemente se interese por ella, puede ignorar la importancia suprema de sus libros. Alguien que ha ganado premios como el Gran Angular, el Barco de Vapor, el Edebé, el Lazarillo, el CCEI o el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil; o que ha publicado obras como «El último enigma» o «El misterio de la isla de Tökland», no necesita presentación. Ahora, la editorial Espasa Calpe, con ilustraciones de Juan Ramón Alonso, nos ofrece su novela «La mansión de los abismos», un thriller galvánico en el que nos veremos envueltos casi desde las primeras páginas...

Gundula Erfurt es una alemana que, de pronto, se ve cortejada por un enigmático personaje al que todos conocen como Clément de Brienne. Éste, después de darle muchas vueltas y de cortejarla con sutileza de mil modos distintos, termina proponiéndole que se una a él en matrimonio. Y cuando la mujer, embriagada por sus homenajes, acepta la oferta, ambos se suben a un tren que los llevará hasta la aristocrática mansión de Clément. Pero justo ahí dan comienzo los problemas. Gundula descubre que el auténtico nombre de quien la acompaña no es ése, sino el de Théodore Bertrand. Y que manifiesta algunas ideas y comportamientos que resultan, cuando menos, inquietantes: dice atesorar varias identidades falsas por precaución; tiene a su servicio a Geneviève, una sordomuda extrañísima, que le guarda fidelidad perruna; mantiene amistad con un misterioso personaje que dice ser sacerdote y llamarse Jacques Garnier... Pero las sorpresas no se extinguen ahí, sino que se ramifican. La gente del pueblo, sabiendo que son muchas las damas que Theodore Bertrand ha llevado a la casa y de las que nunca más se ha sabido, sostienen que se trata de un vulgar y atroz asesino de mujeres; y se confabulan para sitiar la mansión e impedir que el malvado consume un nuevo crimen. Lo que no saben es que la policía (local y nacional) también anda tras los pasos de Bertrand, y ha decidido ponerse manos a la obra para detener al presunto asesino antes de que perpetre un nuevo homicidio. A partir de ese instante, se inicia una carrera contrarreloj en la que intervienen muchos elementos: Gundula (que ha descubierto su condición de posible víctima), Bertrand (que quizá no sea tan culpable como durante las primeras páginas de la novela se nos hizo creer), los policías (que cercan el perímetro de la mansión con la voluntad férrea de impedir el crimen), el cura que parece ser amigo de Bertrand (que pronto descubriremos que no es ni siquiera religioso), un periodista que está obsesionado con descubrir la verdad de todo el enredo... Y la casa. La mansión, en sí misma. Ella es la poseedora del secreto, la que vertebra y protagoniza la acción, la auténtica llave del enigma. Prepárense todos los lectores para recibir sorpresa tras sorpresa; y prepárense para un final donde los misterios se ramifican y se dan la vuelta, hasta llegar a dimensiones sorprendentes, anómalas, espirituales. Joan Manuel Gisbert, mágico y genial como siempre, riza el riza de la maestría y pone en nuestras manos una pieza memorable. Para no perdérsela. Rubén Castillo Gallego. Título: La mansión de los abismos. Autor: Joan Manuel Gisbert. Género: Novela. Editorial: Espasa Calpe. Ilustraciones: Juan Ramón Alonso. Páginas: 280. Encuadernación: Tapa dura. Plaza de edición: Madrid. Año de edición: 2009. ISBN: 978-84-670-3231-4.

10/02/2010 23:11:30