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Paradoja de Olbers

El amor rige el universo.

¿Por qué el cielo nocturno es negro, si el Universo está lleno de estrellas? ¿Por qué la noche es oscura si hay millones y millones de estrellas mayores y más brillantes que nuestro Sol? Edgar Allan Poe

Si es cierto, como Newton nos demuestra, que toda materia existente en el universo se atrae, ¿cómo existe el universo?, ¿por qué no se han unido todas las partes del cosmos en una sola?, ¿es posible que el proceso de concentración se esté produciendo pero aún no ha concluido?. La primera respuesta que se dio a este problema fue que el universo es infinito, de tal forma que cualquier parte del cosmos es atraída por igual en todas direcciones ya que los astros están en todas direcciones y no hay un límite en el cual la gravedad sólo actúe por un lado; así las estrellas se repartirían de forma más o menos uniforme en equilibrio en el espacio infinito.
Entonces ¿por qué hay noche?, si existen infinitas estrellas, por alejadas que estén y por poco que aporten a la luminosidad del cielo la suma total debería provocar que todo el cielo brillara como el sol, incluso la luz que tropezara en otros obstáculos, los calentaría hasta que brillaran como lo demás. Esta hipótesis fue propuesta formalmente por el astrónomo alemán Heinrich Wilhelm Olbers en 1823, aunque de una forma más literaria esta reflexión también la hizo Edgar Allan Poe.
Las estrellas, siempre han sido algo fijo en el firmamento su brillo (independientemente de la situación atmosférica) y los dibujos de las constelaciones han permanecido sin cambio visible a través de los siglos, los astrónomos a simple vista o mediante discos con agujeritos calibrados sobre un disco de metal, empezaron a establecer el distinto brillo de las estrellas, el aparente, ya que éste podía deberse a su mayor o menor brillo intrínseco o a su mayor o menor lejanía por lo que esta información no servía lo suficiente para intentar calcular el tamaño del universo.

Pero realmente, las estrellas no siempre se han comportado "bien", a veces son traviesas y contradicen la sabiduría de los antiguos cuya visión cósmica no podía explicar estas anomalías, que o bien se ocultaban, o se identificaban con manifestaciones del maligno. Por ejemplo algunas estrellas en un determinado momento brillan muchísimo más que antes y donde antes no se veía nada aparece una nueva estrella que a veces ilumina la noche con más fuerza que la Luna llena, este acontecimiento extraordinario que en la historia se da una media de cada 500 años (ya nos toca alguna) fue observado al principio de nuestra era (la de Jesucristo), durante la edad media (por los chinos que estaban más atentos) y en tiempos de Galileo y Kepler contribuyendo con estos a derribar el viejo orden del universo, pero desde entonces sólo en lugares muy lejanos y con telescopios muy potentes se han observado nuevas ¿novas¿ (y supernovas).
Otra anomalía estelar más diaria y de andar por casa es un cambio pequeño de brillo, en algunas se ve a simple vista el cambio de carácter intermitente y que tras cierto periodo recupera el brillo inicial, las estrellas variables asociadas con el diablo en la cosmología medieval, en la era telescópica pudieron apreciarse muchas más.
Parece ser que esta variación de brillo está causada por las variaciones de temperatura en su superficie, debidas a una serie de contracciones y expansiones del volumen de la estrella en torno a un valor medio. El período de pulsación de una cefeida (llamadas así por la estrella delta de la constelación Cephei) es proporcional al valor medio del radio que, a su vez, depende de las características de la propia estrella, de tal forma que existe una correlación entre su brillo y su periodo de variación aplicable a todas las estrellas con esta notable característica, de tal manera que se las puede usar como referencia para medir las distancias estelares; es como si un pueblo, tuviera el alumbrado público exclusivamente con bombillas de 60 w. podríamos calcular las distancias entre los diferentes lugares del pueblo así como también su tamaño, midiendo el brillo aparente que nos llega de cada bombilla. Tenemos pues un medio para intentar medir el tamaño del universo.

Sebastián García Sánchez

18/02/2007 22:00:31