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Esquema-razonamiento de Roemer

LA C DE FOTOSÍNTESIS

"Hay una razón en la naturaleza de la existencia de cada cosa"
Godofredo Guillermo Leibniz

Normalmente respiramos unas 15 veces por minuto además lo hacen todos los animales del mundo (los acuáticos también) y esto durante más de 3.000.000.000 años. Sabemos que es el oxígeno el principio activo que nos permite obtener energía para vivir, pero ¿cómo es que no se acaba?
La respuesta es gracias a la fotosíntesis, proceso mediante el cual las plantas verdes fabrican sus alimentos y los nuestros, liberando de paso oxígeno libre en la atmósfera que en parte se emulsiona en las aguas para disfrute de los peces y otros animales acuáticos.
La fotosíntesis transforma desorden en orden mediante la incorporación de energía solar. Las plantas fotosintéticas unen moléculas de agua (H2O) con dióxido de carbono (CO2) para formar moléculas complejas de glucosa (C6H12O6). Los animales y las plantas transformamos orden en desorden transformando C6H12O6 en H2O y CO2 y obteniendo la energía para nuestras actividades vitales.
La luz es pues el motor de la vida, y saber la naturaleza de ésta es conocer otro de los componentes fundamentales del Cosmos.

Galileo Galilei fue el primer hombre que utilizó un reciente invento holandés para mirar el cielo nocturno y por lo tanto el primer descubridor de muchas cosas antes invisibles, en 1610 observó el planeta Júpiter y vio que tenía cuatro satélites girando a su alrededor (Europa, Io, Calixto y Ganimedes) los llamó "astros mediceos", daban vueltas alrededor de un astro que no era el Sol quedando a veces delante y siendo ocultados periódicamente por su planeta, este hecho junto a las fases de Venus falsaban en gran medida la concepción establecida del Cosmos desde los griegos con la Tierra en el centro aunque en ese momento fuera peligroso decirlo.
El hecho de que con un sencillo telescopio se pudiera ver a los satélites de Júpiter girar en torno al planeta hizo pensar en aplicaciones prácticas de la ciencia del momento. Estamos en la época de la primera globalización (y única) en la que los barcos y los navegantes constituyen un factor crucial en los imperios de ultramar, el comercio y las relaciones de poder global, todo lo que facilite la navegación y la haga más precisa son bazas estratégicas para las potencias de la época, los países fundan instituciones de investigación náutica y establecen recompensas por conseguir relojes exactos. Los barcos partían con relojes que junto al manejo de otros instrumentos de navegación permitían establecer la longitud en las cartas, que junto con la latitud determinaba la posición, pero los relojes se adelantaban o atrasaban dejando un cierto grado de incertidumbre, bueno sería que hubiese un reloj en el cielo que permitiese en un momento dado poner los relojes en hora exacta. Si un satélite de Júpiter (Io por ejemplo) gira periódicamente en torno a su planeta ocultándose tras él y apareciendo de nuevo de forma regular, podrían tener una tabla con las horas exactas en que esto se produciría en diferentes momentos, lo cual les permitiría poner los relojes en hora.
Pensado y hecho, pero con el tiempo se fueron dando cuenta de que las ocultaciones y apariciones de Io en parte del año se iban adelantando, y en la parte siguiente retrasando por lo que este reloj celeste fue desechado.
Roemer (astrónomo danés), en 1675, pensó que este fenómeno se debía a que la luz no se trasladaba de forma instantánea sino que tenía una velocidad finita, por lo que cuando la Tierra estaba más cerca de Júpiter por estar ambos al mismo lado del Sol la luz reflejada en Io tardaba menos en llegar aquí que cuando Júpiter y la Tierra estaban en lugares opuestos respecto al Sol.
Analizando este desfase de tiempo y con la información disponible en el momento de las distancias planetarias, calculó como velocidad de la luz 227.000 km/s. que dadas las circunstancias es una muy buena aproximación; posteriormente Fizeau y Foucault encontraron un método terrestre de medir la velocidad de la luz; en 1849 Fizeau montó un disco dentado (como un engranaje) que giraba rápidamente en la cumbre de una colina y un espejo en otra a 8 km. La luz pasaba por uno de los huecos del disco y se reflejaba en el espejo y se iba aumentando la velocidad de rotación del disco hasta que la luz reflejada pasaba por el siguiente hueco del disco, conociendo los parámetros del experimento se calculaba la velocidad de la luz, Foucoult perfeccionando este montaje consiguió gran exactitud, actualmente se considera:
"c" = 299.792.458 m/sg casi 300.000 km/s.

Sebastián García Sánchez

31/05/2005 09:44:43