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Trozos de vida extraterrestre en la Tierra

Trozos de vida extraterrestre en la Tierra

La astronomía no siempre necesita un telescopio, asegura Victoria Jaggard, bloguera del «National Geographic». Hay categorías que se alejan de la típica imagen de laboratorio. La astrobiología es una de ellas.

De acuerdo con la definición de la NASA, se dedica a estudiar el origen, la evolución y el futuro de la vida en el universo. Así, indica, los astrobiólogos se dedican a visitar algunos de los lugares más bonitos de la Tierra en busca de bacterias viejas, fósiles y otras pistas que ofrezcan claves sobre la vida en otros planetas.

En la última entrada en su blog recoge algunas de las 90 fotografías divulgadas por la NASA dentro de su espacio From Earth to the Solar System» (De la Tierra al Sistema Solar). Son una muestra de la exploración del planeta, incluso aquellos lugares que sirve como «crisol de descubrimientos» para la astrobiología. Imágenes que ayudan a entender cómo podría ser la vida a lo largo del Sistema Solar.

Recreación artística de un meteorito como el que cayó sobre nuestro planeta. | Science Photo Library

El apocalipsis que llegará del espacio

Si miran al cielo nocturno, verán el espacio infinito salpicado de pequeños puntos luminosos. Un remanso de paz en las alturas. Pero esa serena imagen es una gran mentira. La Tierra está inmersa en un entorno hostil, a merced de las grandes fuerzas cósmicas. A su alrededor explotan estrellas, colisionan galaxias enteras y agujeros negros devoran cuanto encuentran a su paso.

El libro La Muerte llega desde el cielo. "Así terminará el mundo" (editorial Robinbook) explica que la destrucción de la Tierra es cuestión de tiempo. El volumen presenta una decena de aterradores escenarios y relata con lenguaje riguroso y divulgativo qué probabilidad hay de que se hagan realidad, cómo afectarían a la vida en la Tierra y si podemos hacer algo por evitarlos.

El autor es el astrónomo Philip Plait, que ha trabajado siete años en la NASA, y otros tantos como profesor. Es el creador del reconocido blog Bad Astronomy, cuyo propósito principal es refutar cuestiones como la astrología, el creacionismo o la conspiración lunar.

Meteoritos

El impacto de un meteorito de grandes dimensiones sobre la Tierra hace 65 millones de años acabó con los que eran los reyes y señores del planeta, los dinosaurios. La historia puede repetirse. Y en esta ocasión se extinguiría la raza humana.

Tal y como sentencia el libro, "la Tierra se halla situada en una galería de tiro cósmica y el Universo nos tiene en su punto de mira". El golpe de uno de estos proyectiles no sólo afectaría a la zona donde cayera. En ese punto nacería una gigantesca onda sonora que daría varias vueltas al planeta, llevándose por delante todo aquello que encontrara.

El asteroide Apofis, de 250 metros de diámetro, es una de las rocas extraterrestres que más posibilidades tiene de golpear la Tierra. La fecha de impacto: 13 de abril de 2029. La catástrofe podría evitarse lanzando una bomba a unos cientos de metros de distancia del asteroide. Esto desviaría su trayectoria.

Agujeros negros

Nacen de la muerte de una estrella, concentran muchísima masa en un volumen muy pequeño y su fuerza de atracción gravitatoria es gigantesca. Son, en definitiva, pozos sin fondo que devoran todo aquello que encuentran a su paso. En la Vía Láctea se estima que hay diez millones de agujeros negros. Si uno se aproximara la Tierra lo suficiente como para hacer daño, lo primero que notaríamos los ciudadanos de a pie serían alteraciones en las mareas por el efecto gravitatorio.

Al principio serían sutiles, pero terminarían siendo tan brutales que causarían inundaciones y tsunamis. En un momento dado, la gravedad del agujero y la de la Tierra se habrían igualado y empezaríamos a flotar. Es un respiro dentro de tanto caos, pero quizá el miedo no nos dejaría disfrutar de la extraña experiencia. Una hora más tarde, la gravedad del agujero negro superaría la de nuestro planeta con creces y lo engulliría. Este sería el fin de la humanidad. El fin del planeta Tierra.

Un hipotético impacto del asteroide Apophis contra la Tierra

Apophis: ¿Una amenaza?

El viernes 13 de abril de 2029, una roca espacial de más de 300 metros de diámetro pasará por encima de nuestras cabezas. Apenas a 36 mil kilómetros de la Tierra, menos de la décima parte de la distancia que nos separa de la Luna. La mole de 50 millones de toneladas se nos cruzará, alevosamente, a 45.000 kilómetros por hora. Y luego de aquel arañazo, seguirá su viaje alrededor del Sol. En principio, todo indica que aquel encuentro cercano con el asteroide 2004 MN4 no implicaría mayor peligro. Sin embargo, existe una pequeña probabilidad de que las cosas se compliquen para su siguiente visita, allá por 2036. De hecho, 2004 MN4 encabeza cómodamente la lista de los más de 800 ¿asteroides potencialmente peligrosos¿. Y por eso, durante los próximos años, los astrónomos de todo el mundo seguirán cuidadosamente su rastro orbital: no se pueden correr riesgos, por mínimos que sean. Muy lejos de todo catastrofismo banal e irresponsable, vamos a echarle una mirada a la historia, presente y futuro de un asteroide emblemático. Un inquietante vecino de la Tierra que lleva impreso un nombre más que significativo: Apofis, ¿el Destructor¿. Y que representa, mejor que ningún otro hasta ahora, la inquietante sombra de una amenaza siempre latente, y de la que debemos hacernos cargo.
Visitantes no deseados
Los asteroides son cuerpos de segunda dentro del Sistema Solar. Oscuros y deformes objetos de roca y metal que, en su mayoría, vagan en manada entre las órbitas de Marte y Júpiter, formando el famoso "Cinturón de asteroides". Sin embargo, existen unos cuantos asteroides marginales que se pasean por otras zonas de nuestro barrio planetario. Y que, incluso, se cruzan con la mismísima órbita terrestre: los astrónomos los conocen como "PHAs", una sigla en inglés que significa "asteroides potencialmente peligrosos". Son, al día de hoy, 832 amenazas latentes contra la Tierra. Y cada semana se descubre uno nuevo. De todos modos, afortunadamente, y sin que eso implique en absoluto desatender el tema, casi ninguno de ellos parece dispuesto a estrellarse contra nuestro planeta durante las próximas décadas. Casi ninguno: en junio de 2004, un grupo de astrónomos del Observatorio de Kilt Peak, en Arizona, descubrió un PHA que daría que hablar. Al principio, fue secamente bautizado 2004 MN4. Pero de a poco, la cosa fue tomando color. Un tanto oscuro, por cierto. Las nuevas observaciones fueron delineando su perfil: la roca espacial medía 320 metros, y tenía una órbita alrededor del Sol de 323 días que intersecaba a la nuestra en dos puntos. Problema a la vista. Pero todavía faltaban algunos datitos cruciales.
Tienes un e-mail
Unos meses más tarde, hacia fines de 2004, astrónomos de todas partes del mundo recibieron un inquietante e-mail: por primera vez, los dos centros mundiales dedicados a la predicción de posibles impactos de asteroides contra la Tierra (el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, y la Universidad de Pisa, en Italia) iban a anunciar que, para su visita del 13 de abril de 2029, 2004 MN4 alcanzaba el nivel 2 en la Escala de Torino. Esa escala, presentada durante una conferencia internacional de astronomía celebrada en 1999 en Turín, Italia (de ahí su nombre), permite calificar de 0 a 10 el riesgo real y las consecuencias de un eventual impacto para cada uno de los asteroides peligrosos. El 0 corresponde a los PHA que no tienen chance alguna de chocar contra la Tierra, o cuya chance es tan baja que se acerca a 0, justamente. Y el 10 se reserva para casos de "colisión segura" de un asteroide grande (5 a 15 km de diámetro), cuya consecuencia sería una "catástrofe global y amenaza para la civilización". El 2 de 2004 MN4 implicaba una probabilidad de choque remota, pero no remotísima. Y dado su tamaño relativamente modesto, ocasionaría un daño más bien ¿regional¿: un eufemismo que esconde, por ejemplo, la idea de la destrucción total de una ciudad.

Mapa de contaminación lumínica en Murcia.

El cielo oscuro: un derecho de la humanidad (2ª parte)

REGION DE MURCIA. ¿QUIÉN NOS HA ROBADO LA VÍA LÁCTEA?

La práctica totalidad de los habitantes de la Región de Murcia viven bajo un cielo nocturno contaminado, siendo la Contaminación Lumínica particularmente intensa en las comarcas del Campo de Cartagena y del Mar Menor, municipio de Murcia y limítrofes, Lorca, Totana, Yecla y alrededores de estas poblaciones, de forma que un 75% de la población de la Región, ha perdido la visibilidad a ojo desnudo de la Vía Láctea. Es un hecho pues que la mayoría de los niños y niñas, y jóvenes, de la Región de Murcia no han visto nunca la Vía Láctea, desconocen la belleza del cielo nocturno e ignoran expresiones populares, habituales para nuestros padres o abuelos, como el Camino de Santiago (la Vía Láctea), las Tres Marías (el cinturón de Orión) o las Cabritillas (el cúmulo de las Pléyades). Contrasta fuertemente esta situación, y da idea de lo rápido del deterioro del cielo nocturno, con la de hace poco más de dos décadas cuando todavía era visible la Vía Láctea, nuestra galaxia, a escasos kilómetros de Murcia capital.
Sin embargo, y a pesar de todo, se siguen financiando renovaciones y nuevas instalaciones de alumbrado sin adoptar ninguna medida que evite la Contaminación Lumínica, ni se regule al respecto.

Tipos de luminarias

El cielo oscuro: un derecho de la humanidad (1ª parte)

Es preciso que aumente la conciencia social respecto al grave problema de la Contaminación Lumínica dadas sus numerosas y perjudiciales consecuencias: el aumento del gasto energético y económico, la intrusión lumínica, la inseguridad vial, el dificultar el tráfico aéreo y marítimo, el daño a los ecosistemas nocturnos, y la degradación del cielo nocturno, patrimonio natural y cultural de toda la ciudadanía.

ORIGEN DE LA CONTAMINACION LUMINICA
La Contaminación Lumínica está originada por el uso de un alumbrado ineficiente y mal diseñado, que envía la luz a zonas donde es innecesaria: Hacia el cielo. El uso de proyectores y cañones láser, la iluminación publicitaria descontrolada, y la ausencia de horario de apagado tanto de aquella como de la iluminación ornamental contribuyen igualmente a generar este problema.
Es necesario advertir que también se produce Contaminación Lumínica al emplear intensidades excesivas -sobreiluminación-, y/o rangos espectrales innecesarios para la realización de las actividades previstas en la zona alumbrada.
Es relevante indicar que los graves perjuicios ocasionados por la Contaminación Lumínica no se limitan al entorno del lugar donde se produce - poblaciones, polígonos industriales, áreas comerciales, carreteras, .., sino que la luz se difunde por la atmósfera y su efecto se deja sentir hasta decenas de kilómetros o más desde su origen.




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