El proceso
kárstico es producido por la acción geológica del CO2
disuelto en aguas subterráneas sobre rocas
calizas. La disolución de la roca
comienza en superficie por la formación de
gran cantidad de canalillos y cavidades
separadas por crestas, llamadas lapiaces o
lenares.
Posteriormente,
el agua se infiltra, originando simas,
cuevas o grutas. En los techos
de estas cuevas pueden precipitar de nuevo
sales de roca caliza, formando estalactitas,
que son estructuras que cuelgan del techo y
terminan en forma puntiaguda, estalagmitas,
que salen del suelo de la cueva y terminan
en forma redondeada, y columnas o pilares,
que se forman cuando una estalactita y una
estalagmita se unen.
Los techos de
las cuevas pueden derrumbarse, de forma que,
a nivel de la superficie del suelo aparecen
hoyos circulares llamados torcas o dolinas.
También pueden formarse por desmoronamiento
de las simas. Si la depresión es muy grande
la estructura formada recibe el nombre de polje.
La última
fase consiste en el desmoronamiento y
desaparición de toda la estructura
caliza.