EL ORIGEN DE LA VIDA
Hasta el momento actual la
ciencia no ha sido capaz de dar una explicación
sobre lo que es la vida, aparte de estudiar
sus características y sus manifestaciones.
Además de explicar lo que es la vida,
ha habido otro problema que ha preocupado
al hombre desde siempre, y es el origen
de la vida, ¿de dónde viene?,
¿cómo se ha formado?. Para
explicar esto han existido
dos
grandes corrientes de pensamiento, la
generación espontánea, idea
que perduró hasta finales del siglo
XIX, cuando L. Pasteur la rebatió,
y, modernamente, la teoría del origen
químico de la vida y la teoría
del origen extraterrestre.
La
generación espontánea
Los primeros que se ocuparon de este tema
fueron los pensadores de la antigua Grecia,
entre los que destaca Aristóteles,
que sostenía la idea de la GENERACIÓN
ESPONTÁNEA, según la cual
los seres vivos provenían directamente
del barro, del estiércol y de otras
materias inertes sin sufrir ningún
tipo de proceso previo, simplemente aparecían.
Aunque esta idea pueda parecer muy infantil
se mantuvo durante muchos siglos hasta el
final de la Edad Media, época en
la que se alternaba la creencia en la generación
espontánea con la idea del origen
divino de la vida, llegándose incluso
a tachar de herejes a aquellos que intentaban
estudiar la cuestión. Así
podemos destacar los trabajos de algunos
pensadores que apoyaban la generación
espontánea, como Van Helmont (1577-1644),
que realizó muchos experimentos sobre
aspectos tales como el origen de los seres
vivos, la alimentación de las plantas,
etc.
Fue a finales del s. XVII cuando
comenzó a cuestionarse la idea de
la generación espontánea,
especialmente a partir de los trabajos de
Francesco Redi (1626-1698), que ideó
un experimento sencillo y concluyente que
consistió en meter trozos de carne
en frascos cerrados, y otros en frascos
abiertos, viendo que la carne de los frascos
cerrados no desarrollaba gusanos (ver
dibujo).
Con este experimento Redi demostró
que los gusanos no aparecían por
generación espontánea, y que
su presencia estaba relacionada con la posibilidad
que tenían las moscas de llegar a
la carne y los pescados.
La fabricación del primer microscopio
por Anton van Leeuwenhoek (1632-1723) permitió
descubrir los "animáculos"
o seres microscópicos, que fueron
al final los que ayudaron a rechazar la
idea de la generación espontánea,
gracias a los experimentos de Louis
Pasteur (1822-1895), quien, entre otras
cosas, demostró, por un lado, que
los microorganismos se encontraban por todas
partes y provocaban la descomposición
de los alimentos y muchas enfermedades humanas,
y por otro lado demostró que la generación
espontánea no existía; para
ello realizó el siguiente experimento:
"...Yo pongo en un frasco
de vidrio uno de los siguientes líquidos,
todos ellos muy alterables en contacto con
el aire ordinario: agua de levadura de cerveza
a la que se ha añadido azúcar,
orina, jugo de remolacha, agua de pimiento.
A continuación doblo el cuello del
frasco, de forma que quede curvado en varias
partes. Luego pongo a hervir el líquido
durante varios minutos hasta que empieza
a salir vapor por el extremo abierto; luego
dejo enfriar el líquido. He de señalar
que aún a pesar de sorprender a todos
los que se ocupan de los delicados experimentos
relacionados con la llamada generación
espontánea, el líquido del
frasco permanece inalterado definitivamente..."
A modo de curiosidad se conservan en el
Instituto Pasteur de Paris algunos de los
frascos que utilizó en su experimento,
que todavía permanecen inalterados
más de 100 años después.
Actividad 1
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