CONTENIDOS
4. EL SUELO

4.1. ¿Qué es el Suelo?

   Cuando el material meteorizado de una roca no es transportado, se mezcla con la materia orgánica procedente de los seres vivos, con el agua de la hidrosfera y con el aire atmosférico que entra por sus poros, dando como resultado una formación superficial que denominamos suelo.

El suelo es el asiento de la vida, dado que los vegetales se desarrollan echando sus raíces en estas formaciones, de ahí la importancia de conservar los suelos. Si tenemos en cuenta que el proceso de formación de un suelo (edafogénesis) tiene una duración media de unos 10.000 años cuando permitimos que se pierda, podemos considerarlo como irrecuperable.









4.2. Factores que intervienen en la formación del suelo

   Si dijimos que el suelo es consecuencia de la meteorización y que ésta depende básicamente del clima, será, pues, el clima el principal factor determinante de la formación del suelo. También influyen otra serie de factores que podemos resumir como:

El clima: la temperatura y la humedad favorecen las reacciones químicas y, por tanto, aceleran la     meteorización. Dependiendo de cómo se den ambos factores, así se producirá el desarrollo del suelo. El     clima es tan importante que, partiendo de una misma roca, en diferentes climas, se desarrollan suelos     distintos.

El relieve: los relieves escarpados favorecen la erosión, dificultando, por tanto, la formación de suelos.

La topografía: con al altitud, varían las condiciones climáticas y, por tanto, el tipo de suelos. Es frecuente     que, en zonas montañosas, se produzca una sucesión de suelos ("catenas edáficas") desde las zonas más     bajas hasta las más altas.

Naturaleza de la roca madre: la composición original de la roca condicionará los componentes minerales     del suelo.

Los seres vivos: aceleran el proceso de formación del suelo (edafogénesis) y proporcionan la materia     orgánica.

Tiempo: aunque desde el punto de vista geológico, la formación de un suelo es un proceso rápido, se     necesitan del orden de 10.000 años, como término medio, para el desarrollo completo de una suelo.































4.3. Edafogénesis (etapas en la formación del suelo)

   Las etapas por las que pasa la formación de un suelo, las podemos resumir en tres:

Etapa inicial: meteorización de la roca madre. Se forma una capa mineral denominada "manto de alteración"     sobre la que se asientan seres vivos sencillos (musgos, líquenes, bacterias, protistas).

Etapa de maduración: la actividad de los seres vivos proporciona materia orgánica que se transforma, dando     lugar al humus. La evolución del suelo permite la instalación de comunidades biológicas más complejas.

Etapa climácica: el suelo queda estructurado en niveles horizontales denominados horizontes. El suelo ya no     evoluciona más porque ha llegado al máximo que los factores ambientales permiten.












4.4. Estructura del Suelo

   Durante la edafogénesis, el suelo se va estructurando en niveles ("horizontes"). A estos niveles se les diferencia por el aspecto general que es consecuencia de los procesos que ocurren en cada uno de ellos. Típicamente se suelen diferencia tres horizontes, sobre los que se suele disponer una capa rica en materia orgánica mezclada con materia mineral, a la que llamamos humus. De esta manera, la estructura de un suelo típico, desde la superficie será:

Horizonte "H" u orgánico: a veces no es bien visible. Es la parte más superficial y se caracteriza por su alto     contenido en materia orgánica (humus). En algunas clasificaciones se le incorpora como una parte del     horizonte A.

Horizonte "A" o de lavado: el agua de infiltración disuelve los materiales solubles, transportándolos a niveles     inferiores. A este fenómeno se le llama percolación. El resultado es un horizonte más bien claro y     empobrecido en ciertos componentes.

Horizonte "B" o de acumulación: recibe el "lavado" del horizonte A, produciéndose la precipitación de sales.     Durante la edafogénesis es el último en formarse.

Horizonte "C" o de alteración: está en contacto con la roca madre y es producto de la alteración directa de     ésta. Es el más mineral de los horizontes y el primero en formarse durante la edafogénesis. Su composición     es la del manto de alteración.

Inmediatamente debajo encontraremos la roca sin alterar.




































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