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soy
un
libro
El accidente que hizo desplomarse mi unidad me ha dejado perdido y apresado en este objeto del que no puedo salir, pero no soy un libro, soy un ser pensante, como t\u00FA, aunque todos los elementos que me componen difieran absolutamente de los que te componen a ti.
Tengo habilidades y conocimientos que superan a los tuyos porque mi especie es mucho m\u00E1s antigua que la tuya, y est\u00E1 muy perfeccionada,
pero ahora me encuentro inerme y te necesito.
Lo que ha sucedido es resultado de un terrible error que puede destruirnos a todos.
Jos\u00E9 Mar\u00EDa Merino
(..) Decid\u00ED ir a ver a Laura, pese a los peligros de caminar por aquellas calles inestables y, al atravesar el descampado, un grupo de chicos de mi calle me llam\u00F3 para que me uniera a ellos. Estaban escondidos junto a unos arbustos, intentando cazar libros con escopetas de aire (o de aie) y tirachinas (o tiachinas). Me qued\u00E9 un rato y vimos pasar varios vol\u00FAmenes grandes, pero volaban demasiado alto. Por fin, cuando ya hab\u00EDa decidido retirarme, apareci\u00F3 un libro peque\u00F1o, del tama\u00F1o de un diccionario escolar, que, separ\u00E1ndose del grupo en el que iba, baj\u00F3 a tierra y se coloc\u00F3 a unos metros de nosotros. Todo el mundo dej\u00F3 de respirar mientras las armas apuntaban en direcci\u00F3n al libro. Quienes no ten\u00EDan escopetas ni tirachinas cogieron piedras y, cuando son\u00F3 el primer disparo, que acert\u00F3 de lleno en el lomo del volumen, una lluvia de proyectiles lo sepult\u00F3 en cuesti\u00F3n de segundos.
Saltamos fuera de los arbustos y el que llevaba la voz cantante cogi\u00F3 el libro, que se trataba en efecto de un diccionario, y le sac\u00F3 las v\u00EDsceras con la maestr\u00EDa con que los pescadores limpian un pez o los carniceros despiezan un ave. El suelo se llen\u00F3 en seguida de conjunciones, art\u00EDculos, preposiciones, y otras part\u00EDculas menudas que todos despreciaron \u00E1vidos de palabras con un significado propio. Aquellas personas que tantas dificultades hab\u00EDan tenido en el colegio con la gram\u00E1tica separaban ahora los sustantivos de los adjetivos y los verbos de los adverbios con una destreza sorprendente. Los t\u00E9rminos m\u00E1s
valorados eran los sustantivos (los concretos muy por encima de los abstractos).
El adverbio era algo as\u00ED como el h\u00EDgado de un animal: una rareza gastron\u00F3mica por la que nadie estaba dispuesto a pelear. En cuatro minutos se hab\u00EDan repartido el libro abandonado en el suelo sus tapas junto a las palabras que consideraron no aprovechables, sobre las que se depositaron r\u00E1pidamente las moscas, con la misma disposici\u00F3n con que atacaban un trozo de carne descompuesta. A m\u00ED, aunque no hab\u00EDa participado en la captura, me dijeron un par de pronombres, uno es masculino y otro femenino, explic\u00E1ndome que pod\u00EDa
ponerlos en lugar del sustantivo que quisiera. Por lo visto, sin ser tan eficaces como el nombre al que sustitu\u00EDan, realizaban sus funciones con semejante eficacia. Entend\u00ED que era algo as\u00ED como utilizar una cuerda cuando no se tiene cintur\u00F3n, de modo que los guard\u00E9 en el bolsillo y me retir\u00E9 disimuladamente del grupo para ir en busca de Laura (...).
MILLÁN, Juan José: El orden alfab\u00E9tico, Ed. Alfaguara