| Lee una de las batallas del Poema del Cid |
| Es la hora que en Castej\u00F3n todos all\u00ED se levantan. Abren entonces las puertas, y se salen de sus casas por ir a ver sus labores y las tierras que cuidaban. Fuera se salieron todos, y las puertas quedan francas Poca es la gente que ha dentro en Castej\u00F3n ocupada, y las m\u00E1s, por todas partes, est\u00E1n fuera derramadas. En esto el Campeador se sali\u00F3 de la celada. Los campos el Castej\u00F3n, el Cid los corre sin falla. A los moros y a las moras los tomaba de ganancia, y con ellos sus ganados, y cuanto en su torno encontraba. Don Rodrigo, nuestro Cid, hacia la puerta cabalga. Los que la entrada vigilan, cuando ven que los asaltan, tuvieron miedo y dejaron la puerta desamparada. Nuestro Cid Rodrigo D\u00EDaz por las puertas \u00E9l se entraba; En su mano victoriosa desnuda trae la espada. Muertos yacen quince moros a los que su espada alcanza. As\u00ED gan\u00F3 a Castej\u00F3n y gan\u00F3 el oro y la plata. Sus caballeros al punto ll\u00E9ganse con la ganancia; la dejan a nuestro Cid, pues no la precian en nada.
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