\u00ABPor ti, mi gema rota,
mi filo de hermosura y calofr\u00EDo.
Por ti, Trist\u00E1n, rozaron las estrellas mi fe.
T\u00FA, vanidoso, inmenso, t\u00EDmidamente apoyas
tus entra\u00F1as en eso que sabemos tristeza.
Caminas con pereza con toda tu amargura
y eres tan puro y dulce que sabes a peligro.
Te acodas en la pena,
como yo en otros besos.
A qui\u00E9n sino a tu sombra de encaladas murallas
puede mirar mi voz y dirigirse.
Pero te pienso ahora,
con los dientes podridos de la nieve
cuyo silencio quieto agota todo aullido.
[...]
Pero no me arrepiento
de haber libado toda la savia de tu piel,
de haber sido cintura para toda tu vida,
de haber brillado lagos al besarte la boca.
No me sigue la frente si vuelvo la mirada.
Regresar\u00E1 otro invierno,
mi gema rota, amigo,
tu angustia se me escapa por los dedos cerrados,
y miro por el vilo que imagino en tu vientre.
Respiro tu respiro,
valiente en mi memoria,
con certeza de lumbre por tu frente insegura. \u00BB
ALF\u00C9REZ, M\u00AA del Mar: La canci\u00F3n de Iseo, Torremozas, pp. 49-50