Además de practicar la técnica del diálogo directo, esta actividad puede servir para estimular la lectura expresiva por parejas e incluso se pueden introducir variaciones en el texto adoptando diferentes posturas: coquetería, timidez, locura, ignorancia, agresividad... Ya sabes lo que tienes que hacer: completa el diálogo que se desarrolla a continuación.
-¿Por quién pregunta? |
-No. No se puede. |
-¿Usted qué es de él? |
-No. No puedo decirla nada. |
-¿Usted qué es de él? |
-No se apure, señorita. Todo acaba siempre arreglándose. Se lo digo yo que las he visto de todos los colores |
-No puedo pasarle ningún recado. |
-No. No es grave. |
-Todos están incomunicados las setenta y dos horas. |
-Sí, setenta y dos horas. |
-Lleva sólo tres horas. |
-¿Quién se lo ha dicho? |
-No. Yo no lo puedo saber. |
-Ya le he dicho que no puedo ayudarle. Lo siento mucho. |
-Usted no se preocupe. |
-Usted váyase tranquila y a dormir. |
-Usted no debe llorar con esos ojos. |
-No se lo tome tan a pecho. |
-Ya le digo que es imposible. Si no fuera imposible... |
-¡Qué más quisiera yo! |
-No faltaba más. |
-Absolutamente imposible. |
-¡Claro que sí! Puede usted volver mañana. |
-¿Cómo dijo que se llamaba usted? |
MARTÍN-SANTOS, Luis: Tiempo de Silencio.