| Lee a Lope |
\u00ABPERIBA\u00D1EZ. Casilda, mientras no puedas excederme en afici\u00F3n, no con palabras me excedas. Toda esta villa de Oca\u00F1a poner quisiera a tus pies, y aun todo aquello que ba\u00F1a Tajo hasta ser portugu\u00E9s, entrando en el mar de Espa\u00F1a. El olivar m\u00E1s cargado de aceitunas parece menos hermoso, y el prado que por el mayo florece, s\u00F3lo del alba pisado. No hay camuesa que se afeite que no te rinda ventaja, ni rubio y dorado aceite conservado en la tinaja, que me cause m\u00E1s deleite. Ni el vino blanco imagino de cuarenta a\u00F1os tan fino como tu boca olorosa; que como al se\u00F1or la rosa le g\u00FCele al villano el vino. Cepas que en diciembre arranco y en octubre dulce mosto, [ni] mayo de lluvias franco, ni por los fines de agosto la parva de trigo blanco, igualan a ver presente en mi casa un bien, que ha sido prevenci\u00F3n m\u00E1s excelente para el invierno aterido y para el verano ardiente. Contigo, Casilda, tengo cuanto puedo desear, y s\u00F3lo el pecho prevengo; en \u00E9l te he dado lugar, ya que a merecerte vengo. Vive en \u00E9l; que si un villano por la paz del alma es rey, que t\u00FA eres reina est\u00E1 llano, ya porque es divina ley, y ya por derecho humano. Reina, pues que tan dichosa te har\u00E1 el cielo, dulce esposa, que te diga quien te vea: la ventura de la fea pas\u00F3se a Casilda hermosa.\u00BB VEGA, Lope de: Perib\u00E1\u00F1ez y el Comendador de Oca\u00F1a. Espasa-Calpe, pp. 5-7. |