| Lee ... |
\u00ABDe esta manera me fue forzado sacar fuerzas de flaqueza, y poco a poco, con ayuda de las buenas gentes, di conmigo en esta insigne ciudad de Toledo, adonde, con la merced de Dios, dende a quince d\u00EDas se me cerr\u00F3 la herida [...] Andando as\u00ED discurriendo de puerta en puerta, con harto poco remedio, porque ya la caridad se subi\u00F3 al cielo, top\u00F3me Dios con un escudero que iba por la calle, con razonable vestido, bien peinado, su paso y comp\u00E1s en orden. Mir\u00F3me y yo a \u00E9l, y d\u00EDjome: -Muchacho: \u00BFbuscas amo? Yo le dije: -S\u00ED se\u00F1or. -Pues vente tras m\u00ED - me respondi\u00F3-, que Dios te ha hecho merced en topar conmigo. Alguna buena oraci\u00F3n rezaste hoy. -Y seguile, dando gracias a Dios por lo que le o\u00ED, y tambi\u00E9n que me parec\u00EDa, seg\u00FAn su h\u00E1bito y continente, ser el que yo hab\u00EDa menester. Era de ma\u00F1ana cuando este mi tercero amo top\u00E9. Y llev\u00F3me tras si gran parte de la ciudad. Pas\u00E1bamos por las plazas donde se vend\u00EDa pan y otras provisiones. Yo pensaba, y aun deseaba, que all\u00ED me quer\u00EDa cargar de lo que se vend\u00EDa, porque \u00E9sta era propia hora cuando se suele proveer de lo necesario; mas muy a tendido paso pasaba por estas cosas. "Por ventura no lo ve aqu\u00ED a su contento -dec\u00EDa yo- y querr\u00E1 que lo compremos en otro cabo." Desta manera anduvimos hasta que dio las once. Entonces se entr\u00F3 en la iglesia mayor, y yo tras \u00E9l, y muy devotamente le vi o\u00EDr misa y los otros oficios divinos, hasta que todo fue acabado y la gente ida. Entonces salimos de la iglesia. A buen paso tendido comenzamos a ir por una calle abajo. Yo iba el m\u00E1s alegre del mundo en ver que no nos hab\u00EDamos ocupado en buscar de comer. Bien consider\u00E9 que deb\u00EDa ser hombre mi nuevo amo que se prove\u00EDa en junto y que la comida estar\u00EDa a punto tal como yo lo deseaba y aun lo hab\u00EDa menester. En este tiempo dio el reloj la una despu\u00E9s de mediod\u00EDa, y llegamos a una casa, ante la cual mi amo se par\u00F3, y yo con \u00E9l, y, derribando el cabo de la capa sobre el lado izquierdo, sac\u00F3 una llave de la manga y abri\u00F3 su puerta y entramos en casa. La cual ten\u00EDa la entrada obscura y l\u00F3brega de tal manera, que parec\u00EDa que pon\u00EDa temor a los que en ella entraban, aunque dentro de ella estaba un patio peque\u00F1o y razonables c\u00E1maras.\u00BB An\u00F3nimo: Lazarillo de Tormes. |