Uno de los principios definidores de la
estética del Realismo decimonónico reside en la exigencia de
situar a los personajes en un marco físico, estableciéndose
entre el individuo y el medio una relación de necesidad. Así,
la obra de muchos escritores del XIX será vista como
construcción literaria de espacios históricos. Y así hablamos
de la Francia de Honorè de Balzac o de Émile Zola; del Madrid
de Benito Pérez Galdós; del mundo rural valenciano de Vicente
Blasco Ibáñez; de la Galicia de Emilia Pardo Bazán... y de la
España provinciana de Clarín.
La ciudad, pues, se erige en auténtica
protagonista de muchas novelas del XIX. La ciudad, como medio,
es la resultante de las personas que la habitan, modificadas y
presionadas, a su vez, por el ambiente en que viven. El escritor
necesita la presencia de la ciudad para conducir a sus
personajes por la encrucijada de sus calles mientras devanan la
madeja de sus vidas como entes de ficción.
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En este deambular por diferentes
ambientes urbanos, te encontrarás también con problemas
sociales de hoy derivados de la vida en la ciudad: la droga,
el "botellón", el ritmo vertiginoso que condiciona
la realización de actividades placenteras como la lectura...
Y, en definitiva, alcanzarás los siguientes objetivos:
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Asimilar el concepto de argumentación.
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Reconocer y ser capaz de utilizar los
diferentes tipos de argumentación y sus estructuras
formales.
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Reconocer las diversas técnicas de
argumentación y de refutación.
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Emplear la lengua para expresarte
oralmente y por escrito de la forma más adecuada a cada
situación de comunicación.
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Reconocer los principales géneros de
la tradición literaria.
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Conocer las obras y fragmentos más
representativos de las obras fundamentales de la
literatura.
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Incorporar la lectura y la escritura
como formas de enriquecimiento personal.
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Iniciarte en las técnicas específicas
de lectura de mensajes que provienen de los medios de
comunicación de masas.
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