Con el fin de practicar la coevaluación, sería
interesante que cada alumno evaluara también al grupo que expone
el trabajo, para lo cual convendría emplear la siguiente plantilla:
ESCALA DE
EVALUACIÓN DE LOS TRABAJOS PROPUESTOS
GRUPO:
ASPECTOS DE LA
EXPOSICIÓN
EVALUACIÓN
Mal
0-2
Flojo
3-4
Acep.
5-6
Bien
7-8
M.B.
9-10
Aspecto externo:
Postura natural y relajada
Gestos naturales y moderados
Dan sensación de tranquilidad y naturalidad
Dirigen su mirada hacia varios puntos
Voz:
Expresión: vocalización, sin muletillas...
Tono de voz: variado, ni alto ni bajo.
Ritmo adecuado: ni muy rápido ni lento
Respetan las pausas necesarias
Despiertan interés y atención del público:
Plantean preguntas
Provocan suspense
Personalizan (sobre el público) el tema
Utilizan medios auxiliares
Insisten en las ideas principales
Exposición:
Concretan el objetivo de la exposición
Ideas desarrolladas con claridad
Conocimiento/estudio del tema tratado
Independencia respecto de sus notas
Conclusión: fijan brevemente lo fundamental
Calidad
Variedad de técnicas empleadas
Originalidad
TOTAL
2. Comunicación. Lengua oral y lengua
escrita. Géneros orales (conferencia, debate, tertulia,
conversación, etc.). Géneros escritos (descripción, narración,
exposición, argumentación, etc.).
Debes esforzarte en buscar no sólo la
corrección y la claridad del mensaje, sino también la belleza de
la forma literaria.
Conviene que sepas los matices de cada
significado y elijas la palabra justa con que expresar exactamente
tu pensamiento. Usa el diccionario.
Debes mantener siempre la actitud del eterno
aprendiz, sin dar nunca la primera redacción por definitiva y
abierto a la esperanza de escribir cada vez un poquito mejor. La
corrección de los propios escritos es una parte importante del
trabajo de escritor, aunque resulta más pesada, ya que ahora ya no
se trata de inventar, sino de perfeccionar.
Evita las frases demasiado largas o ambiguas
que interrumpen o dificultan la lectura. Usa mejor frases cortas
con el fin de conseguir un texto ágil y fácil de leer. Lo que se
gana en extensión, se pierde en intensidad. No multipliques los
elementos de una escena ni los incidentes de la acción; confunden
al lector, con mengua de su interés.
Evita las repeticiones de palabras, frases o
conceptos que hacen del texto algo aburrido y monótono.
Escribe con un lenguaje adecuado a las
sensaciones que deseas producir.
Un buen comienzo y un buen final son
esenciales. Ve directamente al grano. Expón, desde la primera
línea o párrafo, una idea o un dato significativo. Evita los
rodeos inútiles y las largas explicaciones. Un final inesperado o
lleno de imaginación o de fuerza puede transformar un relato
trivial en una narración excelente.
Colorea la narración intercalando
descripciones, retratos de personajes o diálogos entre los mismos.
La anécdota por sí sola no vale nada. Lo
novedoso es el enfoque personal, el tratamiento sincero y original
que le demos al asunto.
Procura mantener la atención. Para ello,
resulta oportuno incluir anécdotas o datos que sorprendan,
acostumbrarse a mirar el otro lado de las cosas y a no aferrarse a
la lógica.
II. Fases del proceso descriptivo
Observación. El autor tiene que observar
-mirar con atención- previamente lo que pretende describir. La
acción de observar incluye:
Utilizar los cinco sentidos, ya que con ellos
percibimos el mundo exterior. He aquí una lista de adjetivos
relacionados con los sentidos:
Valorar el objeto dentro del contexto en que
lo hemos observado. Debemos preguntarnos por la función que
desempeña y su relación de espacio y situación con los demás
objetos circundantes.
Observar el espacio fijándonos primero en la
impresión general que produce y centrar la atención en el
momento, las condiciones ambientales de luz, sonido, etc.
Enumeración de los elementos. Para evitar
olvidos, el primer paso consistirá en hacer una lista lo más
completa posible de los distintos elementos, donde se incluyen
también posibles sinónimos para elegir, en la redacción
definitiva, el término más adecuado.
Cualidades de dichos elementos. A cada uno de
los elementos reseñados en el paso anterior se le adjudican los
adjetivos que resulten más característicos.
Selección. El autor considera los datos
recibidos y los valora, entresaca lo esencial y rechaza los
detalles superfluos. Debe hacer una selección, evitando ser
prolijo, en función de la impresión que pretende producir.
Ordenación. A la hora de redactar,
necesitamos seguir un criterio de ordenación de los rasgos
observados de golpe y por los diversos sentidos:
Espacial:
De arriba abajo o viceversa.
De dentro afuera o viceversa.
De lo más próximo a lo más alejado o
viceversa.
De lo general a lo particular o viceversa.
De lo real a lo imaginario o viceversa.
Según el sentido con el que observemos.
Datos esenciales antes que los secundarios o
viceversa.
Expresión. Es el resultado de todos los pasos anteriores, la descripción propiamente dicha realizada con una expresión adecuada:
El lenguaje debe ser claro, preciso y conciso.
Es fundamental el uso de frases breves, sencillas y
perfectamente estructuradas.
La descripción tiene que crear la ilusión de cosa vivida, ya
que se describe a través de las propias emociones.
Aquí proponemos una lista de verbos que pueden reemplazar al verbo “decir”,
el más utilizado en los incisos del narrador, con la misma o, a menudo,
mayor propiedad y eficacia:
II. Tipos de diálogo desde un punto de vista
lingüístico
Diálogo verosímil. Se da cuando la forma de hablar representa
al personaje, es decir, el lenguaje que emplea le corresponde exactamente por
edad, por extracción social, etc. Así como no vestiríamos
a un miembro de una banda urbana con un frac, tampoco podemos “ataviar”
su manera de expresarse con palabras que no le sean propias. Esto sólo
es lícito cuando lo empleamos para caracterizar y para provocar efectos
humorísticos (por ejemplo, cuando Sancho Panza intenta hablar como don
Quijote).
Diálogo indirecto. El diálogo no debe ser uniforme, plano,
sino una mezcla de dos realidades: aquello de lo que se habla aparentemente
y aquello que se está diciendo en realidad, de manera que el lector pueda
leer entre líneas. Intentar transmitir el proceso de ruptura de una pareja
de forma velada, haciendo discutir a los personajes sobre cuestiones como la
temperatura del café, por ejemplo, enriquecerá la escena:
Ejemplo de diálogo plano:
-Ya no te quiero, llevo aguantándote veinte años.
-Pues yo estoy harta de tus manías.
Ejemplo de diálogo indirecto:
-¡Otra vez me has servido el café frío! ¡Veinte años
juntos y todavía me sirves el café frío!
-Ah, ¿sí? Pues caliéntatelo tú mismo.
Diálogos experimentales: dos o más diálogos que suceden
en lugares o tiempos diferentes, se fusionan en uno solo.
III. Decálogo para la elaboración de diálogos
El diálogo tiene que ser significativo, es decir, servir para algo:
o revela el carácter del personaje o da indicios de la situación
en que se encuentra, etc.
Tiene que ser progresivo, es decir, utilizarse en función del desarrollo
de los personajes, las situaciones y los incidentes. Lo que se dice tiene que
hacer avanzar la situación. No hay que enredarse con saludos, despedidas,
etc.
Ha de poseer dinamismo y agilidad. Es necesario evitar las intervenciones
excesivamente largas, pero sin caer en el diálogo carente de sentido
e inexpresivo.
El diálogo ha de ser natural, hay que adecuar el lenguaje a la categoría
social, a la edad, al sexo, etc. del hablante. Si no se adecua la expresión
lingüística a los caracteres que se pretenden plasmar, los diálogos
resultarán artificiales, poco creíbles.
Los personajes deben diferenciarse no sólo por su físico y
carácter, sino también por sus voces. A cada personaje le va bien
un tipo de expresión verbal específica en función de quién
es y cómo es.
No abuses del verbo “decir”. Conviene sustituirlo por sinónimos:
replicó, comentó, explicó.
Las preguntas y respuestas y la frase corta y elíptica le dan vivacidad
al diálogo, pero se debe evitar la monotonía de una constante
alternancia de preguntas y respuestas. Para ello, se puede recurrir a:
Contestar a una pregunta con una respuesta que no corresponda:
-¿Adónde vas?
-Te he dejado comida en el horno.
Contestar a una pregunta con otra:
-¿Por qué llegas tan tarde?
-¿Te has pasado todo el día ahí tirado?
Repetir una parte de lo que el otro ha dicho:
-He estado junto al teléfono toda la noche. Dijo que llamaría
a las tres.
-Dijo que llamaría a las tres. Pues ya son las cuatro y media.
Sustituir la respuesta con un silencio o un gesto:
-He estado junto al teléfono toda la noche. Dijo que llamaría
a las tres.
-(...)
-A lo mejor se ha ido sin llamarme.
El estilo indirecto resta autenticidad al diálogo al transmitir lo
expresado por el personaje a través de un intermediario.
El paso del estilo directo al indirecto implica, muchas veces, un paso de
un registro coloquial a un registro culto.
Es conveniente matizar el diálogo con elementos descriptivos y narrativos
que expliquen al lector lo que siente y hace el personaje mientras habla.
La realización de una descripción objetiva o
técnica presenta los siguientes pasos:
Observación. El autor tiene que observar –mirar con
atención- previamente lo que pretende describir.
Enumeración de los elementos. Para evitar olvidos, el
primer paso consistirá en hacer una lista lo más completa posible
de los distintos elementos, donde se incluyen también posibles
sinónimos para elegir, en la redacción definitiva, el término más
adecuado.
Selección. El autor considera los datos recibidos y los
valora, entresaca lo esencial y rechaza los detalles superfluos.
Debe hacer una selección, evitando ser prolijo.
Ordenación. A la hora de redactar, necesitamos seguir
un criterio de ordenación de los rasgos observados:
Espacial:
De arriba abajo o viceversa.
De dentro afuera o viceversa.
De lo más próximo a lo más alejado o viceversa.
Temporal.
De lo general a lo particular o viceversa.
Por el tamaño.
Por la forma.
Datos esenciales antes que los secundarios o viceversa.
Redacción. Es el resultado de todos los pasos
anteriores, la descripción propiamente dicha realizada con una
expresión adecuada:
El lenguaje debe ser claro, preciso y conciso.
Es fundamental el uso de frases breves, sencillas y
perfectamente estructuradas.
Lo primero que se debe hacer es establecer un borrador con
el tema objeto de la exposición y las cuestiones que encierra, a las
que debemos responder y conviene ilustrar el razonamiento con
cuantos datos se tengan al alcance.
Es preferible escribir con párrafos breves y usar los nexos de
unión entre ellos con precaución para que no degeneren en
“muletillas” y que resulten adecuados a la relación que expresen.
Emplear un buen diccionario de sinónimos para no incurrir en la
repetición de idénticos vocablos y evitar las palabras comodín
(palabras con un significado tan poco preciso que sirven para todo:
cosa, tema, problema, haber, hacer...).
Evitar el uso de los nombres con igual o parecido significado:
“Se vio preso de sueños y quimeras.”
Emplear palabras usuales en lugar de las poco corrientes o
rebuscadas, en cuyo caso se puede caer en la pedantería que da lugar
a neologismos inaceptables como: concretizar, inflacionados...
Evitar los barbarismos (palabras o expresiones extranjeras
innecesarias porque la lengua propia ya dispone de otras).
Dosificar el empleo de adjetivos calificativos.
No abusar de los adverbios en –mente cuando son complementos de
un adjetivo: “desaforadamente excéntrico”.
Preferir una construcción preposicional a una proposición
subordinada de relativo: “anuncios de la empresa” a “anuncios que ha
llevado a cabo la empresa”.
Releer el texto que se acaba de escribir para pulir, podar y
limpiar las oraciones que no añadan nada a lo anteriormente dicho.
Cualquier afirmación ha de estar sustentada por una serie de
argumentos, por lo que habrá que buscar todos los argumentos
posibles a favor de la tesis.
Tener en consideración las opiniones, creencias y valores del
destinatario para elegir aquellos argumentos que mejor puedan
convencerle y desestimar los restantes.
Deben preverse las posibles objeciones del adversario a dichos
argumentos.
Una buena introducción contribuye a captar la aprobación del
auditorio.
El orden de los argumentos es un factor esencial. En beneficio
del mismo, se evitarán las divagaciones, que podrían entorpecer la
comprensión. Los argumentos más sólidos se deben incluir al final.
La conclusión debe tener fuerza e interés para ganar la
complacencia del auditorio.
Emplear la lengua de forma adecuada, concisa y clara, sin
renunciar a la ayuda que pueden proporcionar los recursos
literarios.
Si la exposición es oral, conviene memorizar de modo general
el texto para producir una buena impresión de seguridad en los
oyentes.
Con el fin de mejorar las estrategias de
composición de textos escritos y desarrollar facultades como la
sensibilidad, la imaginación, la memoria y el razonamiento, se
sugiere, como actividad de profundización, que los alumnos con mayor
motivación escriban un texto expositivo-argumentativo semanal de una
extensión determinada por el profesor o profesora sobre temas de
actualidad que pueden ser localizados en los medios de comunicación.
A continuación, sugerimos algunos:
¿Por qué me gusta o no me gusta desplazarme en metro, coche,
moto o autobús?
¿Por qué las Navidades resultan especialmente emotivas?
Los zoos no deberían existir.
Los jóvenes de hoy no se esfuerzan por nada.
¿Qué libro te ha causado una gran impresión?
El sentido del humor es la más importante cualidad del ser
humano.
¿Debe prohibirse que la gente tenga animales potencialmente
peligrosos?
Sólo los locos eligen vivir en la gran ciudad.
¿Qué personaje famoso te hubiera gustado conocer?
Los exámenes no demuestran nada.
La manera de vestir transmite la forma de ser de la persona.
Debería existir un único lenguaje universal que todos
pudiéramos hablar.
¿Estudiar una carrera universitaria supone una garantía contra
el paro laboral?
¿La publicidad influye negativamente sobre las personas?
Eutanasia ¿sí o no?
Los estudiantes tienen demasiadas vacaciones.
Las puertas cerradas del instituto, ¿coartan nuestra libertad?
¿Libro de papel o libro informático?
La violencia en el hogar.
La finalidad de la cárcel debe ser la reinserción social del
individuo.
El encanto de la vida depende básicamente de las buenas
amistades que cultivemos.
Juzgar es evaluar a otras personas por nuestros propios
valores y no por los suyos.
¿Qué aspectos positivos encuentro en las asignaturas que menos
me gustan?
Carta abierta a los Reyes Magos.
¿Qué película te ha gustado más?
Para valorar las composiciones, sugerimos el empleo de la
siguiente tabla de evaluación:
Criterios
para puntuar composiciones escritas
1. Adecuación
Intención o propósito
comprensible: ¿están claros el objetivo y las ideas e
informaciones principales? ¿se ha conseguido la comunicación?
Registro apropiado:
¿hay expresiones vulgares o demasiado técnicas o complejas
para el tema?
Función adecuada:
¿cuál es la predominante: referencial, expresiva, apelativa,
poética, metalingüística o fática?
Forma apropiada:
narración, descripción, diálogo, exposición, argumentación...
2. Coherencia
Información:
¿contiene los datos relevantes e imprescindibles? ¿hay defecto
o exceso de información? ¿existen enunciados contradictorios?
Estructura: ¿hay
ordenación lógica de la información? ¿no hay repeticiones,
lagunas ni rupturas?
Párrafos: ¿cada
párrafo trata una idea distinta?
3. Estilística
Posibilidades
expresivas de la lengua: ¿hay complejidad y variación
sintáctica? ¿riqueza y precisión léxicas? ¿uso de recursos
literarios?
4. Cohesión
Puntuación: ¿hay
errores graves de puntuación: coma entre sujeto y verbo,
ausencia de puntos, etc.? ¿pone de relieve ideas, elimina
ambigüedades, señala los diversos apartados del texto?
Conectores: ¿hay
algún conector mal usado?
Anáforas o
repeticiones: ¿hay errores en el uso de pronombres entre
las frases? ¿abundan las repeticiones léxicas de una misma
palabra? ¿emplea adecuadamente la elipsis?
Orden de las palabras:
¿Las palabras de la oración están ordenadas de forma lógica y
comprensible?
Verbos:
¿mantienen una correlación lógica y estrecha durante todo el
texto?
5. Corrección
Presentación: ¿se
respetan los márgenes? ¿hay márgenes y líneas rectos? ¿la
caligrafía es inteligible? ¿los párrafos están separados? ¿el
título se diferencia claramente?
Gramática:
¿cuántas faltas ortográficas, sintácticas o léxicas hay?