1.
Los métodos de estudio aplicados al conocimiento del interior
de la Tierra se basan
en el comportamiento de las ondas sísmicas.
El comportamiento de estas ondas nos
aporta datos sobre la densidad,
rigidez e incompresibilidad de las rocas y el estudio
de los
meteoritos que nos facilita información sobre su posible composición.
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2.
Del comportamiento de las ondas sísmicas se deduce que
la Tierra está estructurada en capas de diferente densidad:
Corteza, Manto y Núcleo.
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3.
La Conteza tiene un espesor de entre 5 y 70 km.. Existen
dos tipos de Corteza claramente diferenciados: la Oceánica
y la Continental. La Continental es más antigua, gruesa
y heterogénea, mientras que la Oceánica es más joven,
delgada y está estructurada en capas.
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4.
El Manto presenta una composición similar a las
peridotitas. Consta de dos partes de
diferente densidad:
Manto superior y Manto inferior. La formación de estas dos
partes se debe a que a partir de los 670 km se produce un
cambio en la estructura de los
silicatos. El Manto llega
hasta los 2.900 km. de profundidad.
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5.
El Núcleo presenta una composición consistente en
una aleación de hierro y níquel.
Se muestra dividido
a los 5.100 km. En: Núcleo externo (fundido) y Núcleo
interno (sólido). En él se genera el campo magnético
terrestre.
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6.
La Tierra en superficie manifiesta un elevado flujo térmico
debido al calor acumulado en el Núcleo y, en menor medida,
a la desintegración de los elementos radiactivos
presentes
en el Manto.
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7.
La transmisión de calor es por conducción y convección
para el Núcleo y por convección en el Manto.
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8.
A consecuencia de la existencia de corrientes de
convección en el Manto, la Litosfera se mueve
arrastrada originándose la tectónica de placas.
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9.
La Litosfera se encuentra dividida en placas.
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10.
Los límites de las placas pueden ser convergentes
(zonas de subducción), divergentes (zonas de dorsal) y
transcurrentes (zonas de falla transformante). A estos
límites se asocia la mayor parte de la actividad geológica.
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11.
La distribución de las masas continentales cambia a lo largo
del tiempo. El
paleomagnetismo de los fondos oceánicos nos permite
conocer su situación relativa
en los últimos 180 millones de años
de la Historia Geológica.
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