EL PROCESO EVOLUTIVO HUMANO
A la luz de nuestro conocimiento
actual, podemos esbozar la posible historia
evolutiva que culminó con la aparición
de los homínidos y, finalmente, con
nuestra propia aparición como especie.
A partir de pequeños
mamíferos arborícolas representados
por el pequeño Purgatorius
considerado como el primer Primate, que
sobrevivieron a la masiva extinción
de especies del Jurásico, a finales
del Mesozoico, surgirá el grupo nuevo
de los Primates, que se extenderá
por el Viejo Mundo y llegará, aún
no sabemos muy bien cómo, hasta América
del Sur. Serán animales fundamentalmente
arborícolas y de dieta vegetariana.
A mediados del Cenozoico, hace
unos 35 millones de años, se va a
producir un cambio climático en África,
una aridificación del clima, que
va a dar lugar a un retroceso de las selvas
- menos árboles-, que van a dejar
paso a unos paisajes más abiertos,
herbáceos, con árboles más
pequeños diseminados por el territorio,
las sabanas. Ante la pérdida de cobertura
arbórea, los Primates se verán
obligados a bajar al suelo, para desplazarse
de un árbol a otro o para buscar
alimentos, apareciendo individuos que se
van a ir moviendo en el suelo cada vez con
más soltura mientras otros van a
seguir ligados a los árboles.
Al bajar al suelo se va a producir
un cambio en la alimentación, apareciendo,
por un lado, individuos que se alimentarán
de raíces y semillas, alimentos más
duros que les harán desarrollar una
dentadura más potente, originándose
la línea evolutiva de los parantropos
y
los australopitecos, de cráneos robustos
por la especialización alimentaria; por otro lado
surgirán otros homínidos que
comenzarán a comer carne, tal vez
primero carroña y restos dejados
por los predadores, pero luego por caza
directa y activa que dará otra línea
de homínidos representado por Australopithecus
africanus en primer lugar, y por el género
Homo, a continuación.
El problema de los predadores
debió ser muy importante para los
primates que bajaban al suelo, donde eran
más vulnerables, por lo que la capacidad
de incorporarse sobre las patas traseras
para
ver mejor su entorno, y por tanto para ver
venir a los predadores, debió ser
una importante característica que
otorgaría una mayor supervivencia
a los individuos que lo hicieran, surgiendo
el bipedismo que, por el estudio de las
huellas de Laetoli de hace unos 3,5 millones
de años, podemos decir que ya lo presentaba
Australopithecus
afarensis, aún vegetariano,
y después de él todos los
demás homínidos.
El bipedismo dio, además,
la posibilidad de tener las "manos"
libres para poder manipular objetos, palos
y piedras, adquiriendo entonces una enorme
ventaja con respecto a otras especies competidoras
de los primeros homínidos. La manipulación
hace aumentar el tamaño cerebral,
ya que se requiere mucha corteza motora
y sensitiva, y esto permitirá desarrollar
inteligencia, emociones y capacidad de hablar
y comunicarse, a lo largo de un proceso iniciado
en Homo
habilis, y que concluirá
con la aparición de nuestra especie,
el Homo
sapiens, que ha sido, en definitiva,
la especie que ha terminado dominando nuestro
planeta, y ha iniciado su expansión
hacia otros planetas de nuestro entorno.
Actividad 14
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