\u00ABAl verlo do\u00F1a Jimena -- \u00E9chase a sus pies, postrada:
-Gracias, Campeador, os doy. -- \u00A1Qu\u00E9 bien ce\u00F1\u00EDs vos la espada!
vos a mi me hab\u00E9is sacado -- de muchas verg\u00FCenzas malas.
Con Dios y vos por ayuda, -- buenas son y ya est\u00E1n criadas.
A la madre y a las hijas -- con grande amor las abraza.
El gozo que sienten todos -- les hace soltar las l\u00E1grimas.
Todas las mesnadas suyas -- con aquello se alegraban.
All\u00ED con las armas juegan -- y los tablados quebrantan.
O\u00EDd lo que dijo el Cid, -- que en buen hora ci\u00F1\u00F3 espada:
-Jimena, se\u00F1ora m\u00EDa, -- mujer querida y honrada,
y vosotras, hijas m\u00EDas, -- sois mi coraz\u00F3n y mi alma.
Entrad conmigo en Valencia, -- que ha de ser nuestra morada.
Esta heredad por vosotros -- yo me la tengo ganada.
Madre e hijas all\u00ED las manos -- a nuestro Cid le besaban.
Con unas honras tan grandes -- por Valencia ellas entraban.
Dirigi\u00F3se el Cid con ellas -- hasta lo alto del Alc\u00E1zar. [...]
Miran desde all\u00ED a Valencia: -- c\u00F3mo yace la ciudad, [...]
Alzan las manos al cielo -- para a Dios all\u00ED rogar,
por la ganancia cogida -- que es tan buena y tan cabal.
El Cid y la gente suya -- muy a gusto que all\u00ED est\u00E1n.
El invierno es ido fuera, -- y marzo se quiere entrar.\u00BB
An\u00F3nimo: Poema del Cid. Odres Nuevos, 70-71.