La aventura DON QUIJOTE DE LA MANCHA |
\u00ABEn este tiempo solicit\u00F3 don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien -si es que este t\u00EDtulo se puede dar al que es pobre-, pero de muy poca sal en la mollera. En resoluci\u00F3n, tanto le dijo, tanto le persuadi\u00F3 y prometi\u00F3, que el pobre villano se determin\u00F3 salirse con \u00E9l y servirle de escudero. Dec\u00EDale, entre otras cosas, don Quijote que se dispusiese a ir con \u00E9l de buena gana, porque tal vez le pod\u00EDa suceder aventura que ganase, en qu\u00EDtame all\u00E1 esas pajas, alguna \u00EDnsula y le dejase a \u00E9l por gobernador della. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza, que as\u00ED se llamaba el labrador, dej\u00F3 su mujer e hijos y asent\u00F3 por escudero de su vecino. Dio luego don Quijote orden en buscar dineros, y, vendiendo una cosa, y empe\u00F1ando otra, y malbarat\u00E1ndolas todas, lleg\u00F3 una razonable cantidad. Acomod\u00F3se asimesmo de una rodela, que pidi\u00F3 prestada a un su amigo, y, pertrechando su rota celada lo mejor que pudo, avis\u00F3 a su escudero Sancho del d\u00EDa y la hora que pensaba ponerse en camino para que \u00E9l se acomodase de lo que viese que m\u00E1s le era menester. Sobre todo le encarg\u00F3 que llevase alforjas; e dijo que s\u00ED llevar\u00EDa, y que ansimesmo pensaba llevar un asno que ten\u00EDa muy bueno porque \u00E9l no estaba duecho a andar mucho a pie. En lo del asno repar\u00F3 un poco don Quijote, imaginando si se le acordaba si alg\u00FAn caballero andante hab\u00EDa tra\u00EDdo escudero asnalmente; pero nunca le vino alguno a la memoria; mas con todo esto determin\u00F3 que le llevase, con presupuesto de acomodarle de m\u00E1s honrada caballer\u00EDa en habiendo ocasi\u00F3n para ello, quit\u00E1ndole el caballo al primer descort\u00E9s caballero que topase. Provey\u00F3se de camisas y de las dem\u00E1s cosas que \u00E9l pudo, conforme al consejo que el ventero le hab\u00EDa dado; todo lo cual hecho y cumplido, sin despedirse Panza de sus hijos y mujer, ni don Quijote de su ama y sobrina, una noche se salieron del lugar sin que persona los viese; en la cual caminaron tanto, que al amanecer se tuvieron por seguros de que no los hallar\u00EDan aunque los buscasen [...]\u00BB CERVANTES, Miguel de: Don Quijote de la Mancha. Ed. Planeta, 85-86. |