DISFUNCIONES Y DEFICIENCIAS DEL SISTEMA
INMUNITARIO
Una de las características
más importantes del sistema inmunitario es
la capacidad de reconocimiento de lo
propio frente a lo extraño. Esta
capacidad se conoce con el nombre de
tolerancia.
Cuando el sistema inmune
actúa por defecto o por exceso, la
tolerancia se ve afectada, apareciendo
distintos tipos de enfermedades, como la
autoinmunidad, las
inmunodeficiencias y la
hipersensibilidad.
Autoinmunidad La autoinmunidad es un
proceso que se desencadena por una
alteración en el reconocimiento de lo
propio. Los mecanismos de control existentes
en el organismo no actúan correctamente, de
forma que un linfocito o un anticuerpo
reconocen como extrañas a las células o
moléculas del propio organismo. Algunas de
las enfermedades autoinmunes más conocidas
son la diabetes juvenil, la esclerosis
múltiple, la artritis reumatoide, el lupus
eritematoso, la psoriasis, etc. |
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En la actualidad se están utilizando
anticuerpos monoclonales como
terapia para algunas de estas enfermedades,
pero la esperanza de curación se encuentra
en la terapia génica.
Inmunodeficiencias
Dentro de este grupo se
incluyen enfermedades producidas por la
falta de actuación del sistema inmune.
Existen dos tipos de inmunodeficiencias:
-
Inmunodeficiencia primaria
o congénita: se produce por una
alteración genética que lleva a la
producción defectuosa de linfocitos T,
linfocitos B, o ambos.
La inmunodeficiencia más
grave de este tipo es la Inmunodeficiencia
Severa Combinada (SICS). Aparece en la
primera infancia y su pronostico es muy
grave, provocando la muerte del enfermo si
no se somete a tratamiento. El protocolo que
se sigue es el siguiente:
-
Suministrar agentes antimicrobianos con anticuerpos
-
Trasplante de médula ósea.
-
Aislamiento total del
enfermo en un recinto estéril.
Actualmente se esta
siguiendo una línea de investigación muy
esperanzadora con las terapias génicas.
-
Inmunodeficiencia secundaria
o adquirida: aparece a lo largo de la vida
del individuo como consecuencia de
infecciones víricas (SIDA),
lesiones graves que supongan una pérdida de
proteínas, malnutrición, enfermedades que
afecten al sistema inmune (leucemia) o
derivadas de tratamientos médicos
(trasplantes).
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Hipersensibilidad
La hipersensibilidad es una
disfunción del sistema inmune, debido a que
se produce una respuesta inmune frente a una
sustancia prácticamente inocua, como puede
ser el polen, las heces de los ácaros del
polvo, la fresa, el melón, etc. Las sustancias
frente a las que se produce la respuesta
reciben el nombre de alérgenos, y la
reacción que se desata se conoce como
alergia o hipersensibilidad.
El proceso alérgico se
desencadena con una primera exposición al
alérgeno. Los macrófagos lo degradan y
lo presentan en sus membranas a los
linfocitos. Éstos producen
inmunoglobulinas E, con lo que se
produce la memoria inmunológica.
Una segunda exposición
al alérgeno puede provocar una
hipersensibilidad inmediata (fase aguda) y
una hipersensibilidad retardada (fase
retardada o celular).
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En la hipersensibilidad
inmediata, la inmunoglobulina E sintetizada
contra el alérgeno se une a éste,
activándose los monocitos y
basófilos. Se liberan sustancias
piretógenas (histamina, serotonina,
heparina, etc.) responsables de la respuesta
inflamatoria.
La sensibilidad inmediata de
gran intensidad recibe el nombre de
choque o shock anafiláctico. Se
produce un aumento de la permeabilidad en
los vasos sanguíneos, con lo que el volumen
de líquido es mayor. Así, la presión
arterial cae. A nivel respiratorio, los
bronquios se contraen, produciendo asma
y asfixia. En la zona intestinal,
aparecen contracciones, nauseas, vómitos y
diarreas.
Todo este cuadro sintomático
puede llevar a una brusca bajada de la
presión sanguínea en la zona cerebral y
a la pérdida del conocimiento.
También puede ocurrir en la zona cardiaca,
produciendo un ataque cardiaco e,
incluso, la muerte.
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La hipersensibilidad
retardada se denomina sí porque aparece
varias horas, incluso días, después. Es
producida por el ataque de linfocitos T, al
alérgeno cuando éste es transportado por la
sangre a los distintos tejidos.
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El tratamiento normal a la
hipersensibilidad se realiza con
antihistamínicos. Estos fármacos son
sólo útiles cuando hay liberación de
histamina. El asma, asociada a estos
casos, se trata con bronquiodilatadores,
que favorecen la entrada de aire por las
vías respiratorias, desapareciendo la
sensación de angustia. En los casos graves
de shock anafiláctico, la solución consiste
en la inyección intravenosa de adrenalina.
En algunos casos se han
creado vacunas antialérgicas. El
procedimiento consiste en inocular al
paciente cierta cantidad de alérgeno. En
posteriores dosis (inóculos) se
aumenta de forma progresiva
la concentración de alérgeno. Esto
proporciona al paciente resistencia frente
a ese alérgeno.
El problema que se plantea en
las alergias es que no siempre puede
detectarse el alérgeno.
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