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8. Los actos involuntarios.

Son aquellos que realizamos sin intervención de la corteza cerebral, es decir, que son ajenos a nuestra consciencia, y, por tanto, a nuestra voluntad. Suelen estar controlados por centros de control secundarios, tales como la médula espinal y los ganglios. Dan lugar a lo que llamamos ACTOS REFLEJOS, producidos por muy pocas neuronas que funcionan formando un ARCO REFLEJO.

Un ejemplo muy ilustrativo de cómo se produce un acto reflejo lo tienes en lo que sucede cuando te quemas o te pinchas en un dedo: lo retiras antes de que llegues a darte cuenta de lo que sucede, precisamente para evitar males mayores. Esta es la función de estos movimientos reflejos: ser rápidos para evitar mayores problemas.

Seguro que alguna vez te has hecho la prueba del reflejo rotuliano: darte un golpecito debajo de la rótula, en la rodilla. Si no lo has hecho, pruébalo con cuidado y verás cómo se te mueve la pierna por mucho que tú quieras evitarlo. No dominas tu pierna porque se trata de un acto reflejo, involuntario, que es controlado por la médula espinal.

Los arcos reflejos producen respuestas involuntarias. Adaptada de www.rci.rutgers.edu

Existen otros actos reflejos muy interesantes. Son los ACTOS REFLEJOS CONDICIONADOS, es decir, los que se producen cuando se dan ciertas condiciones en el medio. Son también involuntarios.

Observa esta realidad frecuente: ¿Qué sucede cuando llegas a casa después de salir del instituto?. Sabes que vas a comer enseguida, porque es la hora y además hueles a comida recién cocinada. Todo eso hace que tu cuerpo se prepare para recibir la comida; así que se te "hace la boca agua". ¿Sabes qué significa esa expresión?; pues sencillamente que tus glándulas salivares producen saliva sin que tú puedas evitarlo ya que tu cuerpo "sabe" que es la hora de comer, es decir, la respuesta está condicionada por las condiciones del medio (la hora, el olor a comida, etc.).

Actividad 22

Actividad 23