LA CONTINUACIÓN: LOS
HOMÍNIDOS
El primer homínido como
tal lo constituyen unos fósiles encontrados
en Etiopía que se han atribuido a
la especie Ardipithecus
ramidus, algo parecido a un chimpancé
que vivió hace unos 4,4 millones
de años en zonas arboladas, alimentándose
de hojas y frutos. Aunque no está
del todo claro, este homínido, a
medida que se fue aventurando a las zonas
menos arboladas de sabana, debió
terminar originando un nuevo tipo de homínidos,
los
Australopithecus cuyos primeros fósiles
son de hace unos 4 millones de años,
el Australopithecus
anamensis, y que se alimentaban sobre
todo de raíces y semillas del suelo,
más duras que las hojas y frutos
de los árboles, por lo que necesitó
una dentadura mucho más desarrollada
que Ardipithecus. A. anamensis se
desarrolló
para dar lugar a un pequeño homínido
totalmente bípedo y que tal vez empezó
a carroñear por los espacios abiertos
de sabana, el Australopithecus
afarensis.
Los Australopithecus se extendieron
por toda el África oriental en los
ecosistemas abiertos de sabana, a lo largo
del Valle del Rift y por zonas adyacentes,
diversificándose y originando aparentemente
dos líneas evolutivas:
una, la de los parantropos constituido por
Paranthropus
(Australopithecus) boisei y Paranthropus
(Australopithecus) robustus, homínidos
de gran tamaño, vegetarianos, que
presentan un cráneo muy robusto,
con huesos anchos que sujetaban una potente
musculatura facial para masticar raíces
y semillas muy duras
y otra, la de Australopithecus
africanus,
más grácil, cazador y carnívoro,
que representaría la línea
de éxito que culminaría con
la aparición de un nuevo tipo de
homínidos, el género Homo,
nuestro propio género, no sabemos
si directamente, o a través de algún
antepasado que aún no conocemos.
La principal característica
de los primeros Homo, el Homo
habilis, va a ser la capacidad de obtener
utensilios manipulando ciertas materias
primas; no está claro si este Homo
fue el primero en hacerlo, o si los últimos
Australopithecus africanus ya fabricaban
herramientas, pero el cerebro de Homo habilis
aumentó considerablamente, iniciando
un proceso que acabará con nuestra
aparición en escena.
Homo habilis fue un cazador
de la sabana que nunca llegó a salir
de África, especializándose
cada vez más,
originando una nueva especie, el grupo de
Homo
ergaster, que dará
al Homo
erectus, el cazador más
eficaz y especializado surgido hasta ese
momento; tal fue su éxito evolutivo
que abandonó por primera vez el continente
africano, llegando a Europa a través
de Gibraltar y desde el Cáucaso,
y extendiéndose por Asia, donde seguirá
viviendo aún cuando haya desaparecido
de África y de Europa. H. erectus
fabricará utensilios más elaborados
y conocerá el fuego como una ayuda
más en su vida.
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