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4.- LOS FÓSILES
Los
FÓSILES
se pueden definir como restos de seres
vivos y de su actividad biológica.
También podemos decir que son
moldes de parte o de todo el ser vivo,
conservados en rocas sedimentarias
(y pizarras).
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Los restos que se han
conservado suelen ser de partes mineralizadas,
tales como caparazones, conchas y
huesos. No obstante, hay casos en
que se mantiene el ser vivo completo,
como sucede con los invertebrados
conservados en ámbar, los mamuts
congelados de Siberia, o animales
y plantas hundidas en fondos de zonas
pantanosas.
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Lo normal es que se produzca
una mineralización de los restos
orgánicos en la que se intercambien,
molécula a molécula,
sus componentes orgánicos por
otros minerales, normalmente de sílice,
carbonatos, hierro, etc.. En ocasiones
se han mantenido detalles muy precisos
del ser vivo, como es el caso de algunos
huevos de dinosaurio mineralizados
hallados en Argentina. En ellos se
han podido estudiar embriones y fetos.
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Los fósiles son
el mejor medio para datar un estrato,
ya que las diferentes especies han
vivido en determinados momentos. No
olvidemos que algunos seres vivos
han vivido casi desde los primeros
tiempos de aparición de los
seres vivos, tales como las bacterias,
algunos gusanos, moluscos, erizos
marinos, etc.. Otros, sin embargo,
sólo vivieron en momentos muy
concretos y poco extensos, como los
ammonites, los trilobites, los dinosaurios,
etc...
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Estos fósiles
que perduraron en períodos
muy concretos son los más interesantes
para datar los estratos en que se
encuentran. Se les denomina
FÓSILES GUÍA.
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No sólo permiten
datar rocas, los fósiles ilustran,
mejor que nada, el ambiente en el
que vivieron y murieron, esto es,
si era un fondo marino, una zona costera,
de aguas cálidas o frías,
etc...
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