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I. Introducción
Cicerón definía la argumentación como «el
discurso mediante el cual se aducen pruebas para dar crédito, autoridad y
fundamento a nuestra proposición». Argumentar consiste, pues, en
aportar razones para defender una opinión y convencer así a un receptor
para que piense de una determinada forma. La argumentación se utiliza
normalmente para desarrollar temas que se prestan a controversia, y su
objetivo fundamental es ofrecer una información lo más completa posible, a
la vez que intentar persuadir al lector u oyente mediante un razonamiento.
Por ejemplo, María le dice a Juan: Deja de fumar,
que te vas a destrozar los pulmones. María ha expresado una petición
argumentándola (el tabaco perjudica los pulmones) para así justificar la
conclusión a la que quiere llegar: No hay que fumar.
Si la persona que argumenta conoce en profundidad el
tema del que habla, diremos que es un emisor cualificado. En cambio, cuando
el hablante que argumenta transmite un mensaje elaborado por otros (los
testimonios de famosos en la publicidad, por ejemplo), diremos que es un
emisor interpuesto.
La argumentación y la exposición están estrechamente
relacionadas: se expone para informar de algo y esta exposición se puede
argumentar para convencer y persuadir de alguna propuesta. Ambas se pueden
presentar de forma independiente. Sin embargo, frecuentemente se unen para
formar textos expositivo-argumentativo: editoriales, reportajes, ensayos,
críticas, informes, solicitudes, alegaciones, opiniones, tesis,
sentencias...
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II. Tipos de argumentación
Clasificación |
Caracterización |
Ejemplos |
Deductiva
o analítica |
Va de lo general a lo concreto.
La tesis se expone al comienzo y, a continuación, se ofrecen los
argumentos de apoyo. Finalmente, se introduce la conclusión. |
Todos los estudiantes de la
Real Escuela Superior de Arte Dramático (R.E.S.A.D.) han tenido que
superar una prueba de acceso; Luis es estudiante de la RESAD; luego
Luis ha superado la prueba de acceso. |
Inductiva
o sintetizante |
Va de lo particular a lo
general. Se empieza por los hechos y argumentos y se coloca la tesis o
conclusión al final; es decir, de una serie de consideraciones o
datos, se extrae una idea final. |
"Brasa" se escribe
con b; "abrazo" se escribe con b; "cebra" se
escribe con b, etc.; luego todas las palabras que contienen la sílaba
"bra" se escriben con b. |
Paralela |
No pretende sacar conclusiones
ni demostrar hipótesis, sino manifestar de forma encadenada ideas
indiscutibles (verdaderas o falsas), que no están subordinadas unas a
otras por su contenido. |
«De ordinario los jóvenes
buscan respuestas en los libros, pero ocurre que cada libro suscita
nuevas preguntas. Al que esto le suceda, será ya un lector
impenitente a lo largo de la vida»
DELIBES, Miguel.
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III. Estructura externa
Una argumentación consta de premisas y de conclusión:
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Premisa primera: Fumar destroza los pulmones.
-
Premisa segunda: Tener los pulmones destrozados
es malo para la salud.
-
Conclusión: Luego dejo de fumar.
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IV. Estructura interna
Un texto argumentativo consta de:
-
Tesis. Es la idea fundamental en torno a la
que se reflexiona; puede aparecer al principio o al final del texto. Ha
de presentarse clara y objetivamente. Puede encerrar en sí varias
ideas, aunque es aconsejable que no posea un número excesivo de ellas,
pues provocaría la confusión en el receptor y la defensa de la misma
entrañaría mayores dificultades.
-
Cuerpo. Despliega la idea o ideas que se
pretende demostrar desde dos perspectivas: una de defensa de ellas, y
otra de refutación contra previsibles objeciones. Esta última actitud
no es necesario que esté presente, pero sí la primera. Consta, por
tanto, de:
-
Argumentos. Una vez expuesta la tesis,
comienza el razonamiento en sí, es decir, se van ofreciendo los
argumentos para confirmarla o rechazarla.
-
Refutación. Puede hacerse de una tesis
admitida o de las posibles objeciones que podría hacer el
adversario a un argumento concreto.
-
Conclusión. El autor, en su demostración,
reflexiona sobre el tema desde todos los ángulos, hasta llegar al
objetivo deseado, que se ofrece como conclusión, a menudo anunciada al
comienzo del escrito. Puede presentarse de varias formas:
-
Afirmación de una tesis. El contenido que
desarrolla el autor se presta en su final a abstraer de los datos o
ejemplos aducidos una idea general, explicativa del problema o de
los fenómenos que se traten, la cual asume un rango de tesis.
-
Con carácter sugeridor. Este tipo de
conclusiones se distinguen porque el escrito, si bien en el estadio
final recoge en síntesis la idea sustancial de la exposición, no
llega a hacer como definitivo su razonamiento o a completar su
información. El autor apunta sugerencias para futuros trabajos,
abriendo caminos hacia otras perspectivas antes de poner punto final
a su propio texto.
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V. Técnicas de argumentación y de refutación
Para fortalecer la opinión defendida o para refutar la
contraria, se emplean los siguientes recursos:
Técnicas |
Caracterización |
Ejemplos |
Causa /
Consecuencia |
El argumento es la causa y la
conclusión, la consecuencia. También puede presentar la forma de
finalidad o de condición . |
- Como está lloviendo, no vamos al cine.
- Estudio mucho para trabajar en lo que me gusta.
- Si bebes, no conduzcas
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Citas o
argumentos de autoridad |
La argumentación se apoya
normalmente en testimonios fidedignos y citas que manifiestan la
opinión sobre el tema de personas famosas, de expertos conocidos. Su
objetivo es reforzar la idea sostenida, o bien adelantarse a posibles
argumentos contrarios. |
La libertad es el don más
preciado. Lo dijo Cervantes. |
Refranes |
Son dichos populares, anónimos,
muy pegadizos y de gran fuerza expresiva, que resumen reflexiones
generales apoyadas en la experiencia vital y que son compartidas por
mucha gente. |
En boca cerrada no entran
moscas. |
Máximas |
Regla, principio o sentencia de
autor conocido y de carácter más culto que el de los refranes.
Presentan un valor de verdad comúnmente aceptado y admitido sin
reservas |
Esto sólo sé: que no sé
nada (Sócrates). |
Ejemplos |
Se emplean para ilustrar lo que
se pretende demostrar y defender; sirven, por tanto, como factor
indispensable para lograr la persuasión. |
Demandé a Telefónica y
gané el juicio: La justicia existe. |
Fábulas |
Son relatos literarios en prosa
o en verso de los que, además de entretenimiento y placer, se puede
extraer una enseñanza de tipo práctico. Corresponden al tipo de
argumentación por analogía, ya que actúan como ejemplos ficticios. |
Pilló el Cuervo dormida a la
Serpiente,
y al quererse cebar en ella
hambriento,
le mordió venenosa. Sepa el
cuento quien sigue a su apetito
incautamente
SAMANIEGO, Félix María.. |
El sentir de
la sociedad en general |
En ocasiones, se apela al
parecer general de una sociedad, o incluso de un grupo social, con la
clara intención de lograr la defensa, pero, sobre todo, convencer al
lector de su opinión. Son argumentos apoyados fundamentalmente en la
cantidad |
El 95% de los encuestados
afirman dormir mejor tras haber leído durante un par de horas antes
de acostarse |
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VI. Características lingüísticas
-
La distribución del razonamiento en párrafos ayuda
a asimilar mejor el contenido, a la vez que favorece la organización de
las ideas. Es indudable que un texto debidamente fragmentado en
párrafos es más fácilmente interpretado y asimilado que un texto
indiviso.
-
Los nexos aseguran la evolución progresiva del
texto, pues delimitan los párrafos entre sí, además de señalar los
cambios de contenido y de reflejar cualquier variación que se produzca
en el desarrollo del tema (conexión, restricción, oposición,
relación causa-consecuencia, etc.). Suelen ser frecuentes los nexos
consecutivos que introducen la conclusión a la que se ha llegado tras
el razonamiento y que consolidan, por tanto, la opinión del autor. (en
definitiva, en consecuencia, de este modo...).
-
Normalmente se emplea la oración de modalidad
enunciativa, con el fin de transmitir una total objetividad. Por el
contrario, las modalidades exclamativas, interrogativas o dubitativas
son más frecuentes en textos donde se acentúa la actitud personal del
escritor.
-
Cuando se trata de un tema conflictivo parece ser
habitual que el autor introduzca elementos subjetivos, como si no
pudiera evitar la intromisión apasionada de su punto de vista en la
argumentación.
-
Es frecuente también la utilización de frases
irónicas, que tienden a desestimar los argumentos opuestos a la tesis
presentada. La ironía da por verdadera y seria una afirmación
evidentemente falsa; tiene como finalidad reprochar algo al
interlocutor, o hacerle partícipe de la burla o indignación del autor.
-
Ha de conseguirse la coherencia en su estructuración
interna y también ha de observarse la claridad en la elocución.
-
El uso de la repetición potencia el efecto de
convicción en el lector y favorece la cohesión entre las oraciones de
un párrafo. No resulta adecuada en textos científicos, pues no aporta
nada nuevo.
-
Es frecuente el empleo de tecnicismos
correspondientes a la disciplina de la que trate el texto.
-
Se utiliza una sintaxis compleja, con largos
períodos oracionales. Predomina la subordinación, más acorde con la
expresión del razonamiento.
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Se usan también los incisos cuya finalidad es la de
aclarar algún aspecto que si bien se considera secundario, puede servir
de apoyo al hecho principal.
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VII. Decálogo para elaborar un texto argumentativo
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Determinar claramente cuál es la tesis del texto.
-
Definir el receptor a quien va dirigido el texto.
-
Cualquier afirmación ha de estar sustentada por una
serie de argumentos, por lo que habrá que buscar todos los argumentos
posibles a favor de la tesis.
-
Tener en consideración las opiniones, creencias y
valores del destinatario para elegir aquellos argumentos que mejor
puedan convencerle y desestimar los restantes.
-
Deben preverse las posibles objeciones del adversario
a dichos argumentos.
-
Una buena introducción contribuye a captar la
aprobación del auditorio.
-
El orden de los argumentos es un factor esencial. En
beneficio del mismo, se evitarán las divagaciones, que podrían
entorpecer la comprensión. Los argumentos más sólidos se deben
incluir al final.
-
La conclusión debe tener fuerza e interés para
ganar la complacencia del auditorio.
-
Emplear la lengua de forma adecuada, concisa y clara,
sin renunciar a la ayuda que pueden proporcionar los recursos
literarios.
-
Si la exposición es oral, conviene memorizar de modo
general el texto para producir una buena impresión de seguridad en los
oyentes.
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Última actualización: 2004-03-05
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