Preferencia según la altura
Reaparece la preferencia según la fuerza si la misma persona vive
un valor y un antivalor. Reconocemos que un ladrón de guante blanco
respeta la vida, aunque no la propiedad. Pero es cinismo que un
terrorista presuma de no haber robado la cartera de quien acaba
de asesinar. El respeto a la vida es más bajo y fuerte que el respeto
a la propiedad. Si no hay respeto a la vida, no hay respeto a nada,
ni tampoco a la propiedad, aunque parezca que lo hay.
La
altura también da lugar a juicios de preferencia entre valores.
Si generosidad es dar más de lo debido y justicia dar sólo lo debido,
la primera es más alta que la segunda. Y menos fuerte. Supongamos
que alguien deja una buena propina, pero se marcha sin pagar la
comida.
Altura y fuerza coinciden en el mismo orden. Aún es más clara la
preferencia según la gravedad (altura negativa) de los antivalores.
Un asesinato es peor que un robo. El orden entre la altura de dos
valores se repite en la gravedad de los respectivos antivalores.
Y además ese orden coincide con lo dicho antes sobre la fuerza.
Altura y fuerza convergen hacia la misma jerarquía, expresable como
peldaños de una escalera. La regla es: no se puede subir al segundo
peldaño sin pasar por el primero. O en general, no se puede subir
al valor más alto y débil sin pasar por los valores más bajos y
fuertes. Es una condición necesaria, si no...entonces no.
|