Hasta aquí se ha explicado el proceso de recogida de las observaciones
insistiendo en los objetivos y en los distintos métodos.
Si durante la recogida se han evitado sesgos y los juicios de valor, se
encontrará al final con una colección de datos, de hechos,
a los que es preciso dar sentido para extraer conclusiones que orienten
sobre cuál es la intervención educativa oportuna.
La interpretación de los hechos recogidos requiere
una actitud de honestidad intelectual: estar dispuesto a que lo que se
ve de los niños cuestione lo que hasta el momento se creía
saber y no buscar a toda costa la confirmación de unos presupuestos
previos.
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