Las fuentes
del cine de romanos son en su gran mayoría adaptaciones
literarias, tanto de novelas históricas como de obras
teatrales.
Adaptaciones de novelas
históricas Las películas de romanos
encontraron su principal filón en la
adaptación
de populares novelas históricas del s. XIX, de las que
se hicieron numerosas versiones desde los
comienzos del cine: Los últimos días de Pompeya
(1908, 1935, 1959), Ben-Hur (1925, 1959)
Quo Vadis (1913, 1924, 1951). Como estas
novelas se escribieron para contrarrestar el proceso de
secularización de la sociedad del siglo XIX, la mayoría
se centran en las persecuciones que sufrió la
Iglesia durante el Imperio, exaltando los valores del
cristianismo frente a la decadencia moral del paganismo
representado por Roma.
A estas obras habría que
añadir ya en pleno siglo XX la novela de Robert
Graves Yo Claudio, obra que recrea el período
de la dinastía Julio-Claudia, y de la que se hizo
una popular serie televisiva.
Obras
teatrales También los autores teatrales han
proporcionado argumentos para este género:
Las comedias clásicas de Plauto sirvieron de
base para Golfus de Roma, 1966.
La obra
Julio César de Shakespeare la adaptó con
el mismo título Mankievick en 1953. Igualmente, obras
de Bernard Shaw se utilizaron para los guiones de
César y Cleopatra (1945) o Androcles y el
león (1963).
|