Los péplum de
tema griego, al igual que los de romanos, buscaron un equilibrio entre realidad
histórica, efecto dramático y sentido del espectáculo,
aunque algunos fueran más respetuosos con la historia y
las fuentes (Ulises o Alejandro
Magno), y otros estuvieran mas interesados en la
fuerza hercúlea de sus protagonistas (Hércules)
o incluso en los efectos especiales (Jasón y los
Argonautas).
Todos los
péplum tenían en común:
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La
simplicidad de los personajes caracterizados como
estereotipos: villanos crueles, héroes asombrosos por
su integridad moral y su fuerza hercúlea, y mujeres
amantísimas o malvadas.
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La
grandiosidad de los decorados con espectaculares
escenas de batallas y saqueos de ciudades.
Su edad
dorada fueron las décadas de 1950 y 1960, a pesar de que
el péplum de griegos tuvo un menor desarrollo que el de
romanos, debido a que ningún título alcanzó un gran
éxito posiblemente por:
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La
debilidad de la industria cinematografía
griega.
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La falta
de temas-espectáculo de interés para el gran público,
como las persecuciones de cristianos o las luchas de
gladiadores en las películas de romanos.
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La
complejidad de la literatura griega y la falta de
novelas históricas que sirvieran para guiones
cinematográficos.
Tragedia griega y
cine En la década
de 1960 además de los péplum, se realizaron
también adaptaciones cinematográficas de tragedias
griegas. Este conjunto de películas fueron respetuosas
con los textos y la ambientación, y a pesar de la
dificultad de trasladar la complejidad de las obras
dramáticas griegas al lenguaje cinematográfico,
fundamentalmente visual, se obtuvieron notables
resultados en algunos casos (Medea, Edipo
Rey...).
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