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Roma
La literatura latina [Autoevaluación]

La literatura latina y su evolución

Las primeras manifestaciones literarias eran de carácter oral y estaban muchas veces enmarcadas en ceremonias religiosas. Así fueron surgiendo los géneros de la épica, la lírica, el teatro, la historiografía, la retórica, etcétera. Tras la adopción de la escritura y el desarrollo político de la ciudad de Roma a estas manifestaciones orales se empiezan a unir las letras griegas que penetran desde la Magna Grecia en el mundo de los romanos; los romanos cultos de la primera época republicana se rodean de sabios griegos que les enseñan también la tradición literaria griega.

Sin pretender encasillar obras y autores latinos es conveniente, sin embargo, poner límites al estudio de la literatura latina. Por esta razón dividiremos los autores y obras en  varios periodos, siguiendo la denominación y delimitación más habitual en las historias de la literatura latina.


Distribuye por épocas a los autores latinos

  • Época arcaica: Desde el comienzo de la literatura hasta el año 100 a. C.
  • Época clásica: Desde el año 100 a. C. hasta la muerte de Augusto el 14 d. C.
  • Época posclásica: Desde la muerte de Augusto hasta el año 200 d. C.
  • Época tardía: Desde el año 200 d. C. hasta el final de la latinidad, que se suele situar en torno al año 600. En este periodo, especialmente desde el s. IV, distinguimos la literatura cristiana del resto de la obra literaria latina.
  • Época medieval: desde el año 600 al final de la Edad Media. Esta época no se suele incluir en el estudio de la literatura latina.

Cuando en Roma empieza a surgir la literatura de manera escrita con autores  conocidos en el s. III a. C., la literatura griega lleva ya más de cinco siglos produciendo obras que ya gozan de una gran tradición no sólo en Grecia, sino también en todo el Mediterráneo. Esto hace que los géneros, los temas, los personajes, las tramas, el lenguaje, el estilo provengan fundamentalmente de Grecia. Roma asimila la gran literatura que la precedió, la griega, y la transmite a través de sus autores a la Europa posterior, y de ahí al resto del mundo. Así pues, los romanos se sentían continuadores de la obra iniciada por los griegos. Cuando Catulo (87 - 54 a. C.) remeda a Safo, quiere continuar su obra, no repetirla, del mismo modo que fray Luis de León continuaba la obra de Horacio, o Garcilaso parafrasea la de Virgilio, o Molière la de Plauto (255 - 184 a. C.).

Esta cadena literaria continúa hasta nuestros días: si la Generación del 27 es deudora de Garcilaso, también lo es de Virgilio, por poner un ejemplo. De este modo, en cualquier periodo de cualquier literatura occidental subyacerá siempre de una manera más o menos directa la literatura clásica.

También en Roma la literatura gozó de gran prestigio e importancia. La oratoria latina,  basada en la retórica griega era la formación superior que todo romano que quisiera hacer carrera debía poseer. Por esta razón Cicerón se convirtió en uno de los paradigmas de la literatura latina; su oratoria fue el modelo que se debía seguir en la Antigüedad. 

En Roma por primera vez hubo escritores profesionales, se creó el patrocinio de los artistas, Mecenas (época de Augusto) fue su primer gran ejemplo.

Pero el gran poder de Roma comenzó a declinar en la segunda mitad del s. III d. C. y con él su interés por la tradición literaria y científica anterior. En este periodo, la Antigüedad  Tardía, hay, pese a todo, autores muy importantes, como San Agustín de Hipona (354 - 430), Prudencio (segunda mitad s. IV),  etcétera ligados a la nueva religión que se ha impuesto en el Imperio, el cristianismo.

La conservación de las obras literarias clásicas estuvo marcada desde su origen por la dificultad y la fatalidad; uno de los hitos que ilustran esto último es el incendio de la Biblioteca de Alejandría en el s I a. C., en el que se perdió para siempre una parte muy importante del legado de Grecia.  

La pérdida de interés por la literatura clásica hizo que muchas obras dejaran de copiarse perdiéndose para siempre. Fue ya en la Antigüedad tardía, en el declive del Imperio Romano, cuando se perdió una parte muy importante de la literatura clásica. El griego, lengua común entre los romanos cultos en siglos anteriores, se olvidó y produjo una fractura en la continuación de las artes y ciencias de la Antigüedad.

La literatura latina continuó durante la Edad Media con periodos de más esplendor, como el Renacimiento Carolingio en el s. VIII. La escuela de traductores de Toledo, patrocinada por Alfonso X el sabio, sirvió para redescubrir en Occidente autores griegos olvidados como Aristóteles o Euclides. En la Edad Media son los monasterios de Occidente los que, gracias a sus copias de los manuscritos de autores clásicos, mantienen viva la tradición clásica. Pero será en el Renacimiento, cuando vuelva a recuperarse con fuerza el estudio de la literatura clásica. Con la invención de la imprenta comienzan a editarse de forma masiva los clásicos. Durante la Edad Moderna continúa la edición de los griegos y romanos y continúa hasta el siglo XX. Hasta el siglo XIX, sin embargo, no se cuenta con ediciones completas de autores como Cicerón. Es, pues, en el siglo XX, cuando podemos contar con un panorama completo de la literatura clásica, en la medida de lo posible. Su estudio e influencia continúa hasta nuestros días.