La filosofía - La literatura griega

Filósofos presocráticos
El principal problema que se plantearon los filósofos presocráticos fue cuál es el principio originario o dominador (ἀρχή, arché) de todas las cosas .

Los pensadores de la Escuela de Mileto respondieron que dicho principio es el agua (Tales), el ἄπειρον o lo indefinido (Anaximandro) y el aire (Anaxímenes).

Busca los arches
o principios

En cambio, los pitagóricos afirmaron que el fundamento de la realidad son los números, es decir, sostuvieron que la naturaleza posee una estructura matemática.
Parménides de Elea y sus discípulos consideraron que, a pesar de las apariencias de los sentidos, el ser es uno, inmutable, inengendrado, imperecedero y continuo.
Por el contrario, Heráclito de Éfeso defendía que todo es puro devenir y nada permanece idéntico a sí mismo. Este cambio se encuentra sometido al Logos y procede de la lucha de contrarios.

La oposición entre las tesis de los eleatas y las de Herácli

Los primeros filósofos

to intentó ser superada por los filósofos pluralistas, que consideraron que no hay un único principio originario, sino varios. Si bien estos elementos son eternos e inmutables, su combinación da lugar al devenir. Así, Empédocles pensó que existen cuatro raíces de las cosas (agua, aire, tierra y fuego) que se unen o separan a causa de dos fuerzas contrarias (el Amor y el Odio). Anaxágoras sugirió que existen infinitas partículas cualitativamente distintas, las homeomerías, que se separan y combinan gracias al impulso inicial del Nous o Entendimiento. Por

Haz que los átomos
se muevan

último, Leucipo y Demócrito afirmaron que existe un número infinito de partículas cuantitativamente distintas (los átomos) que se mueven en el vacío según el azar y la necesidad. Propusieron, pues, una concepción puramente mecanicista del universo.

Platón
En relación con el problema del cambio y la multiplicidad, Platón pensó que existen dos clases distintas de realidad. Por un lado, se encuentra el mundo inteligible, compuesto de realidades universales e inmutables que denomina Ideas. Tales entidades serían el referente de los conceptos cuya definición buscaba Sócrates. Por otro, existen los individuos cambiantes y perecederos, que constituyen el mundo sensible. Las cosas particulares imitan y participan de las Ideas, también llamadas Formas. Así, en la explicación platónica del origen del mundo sensible interviene una materia amorfa e indeterminada (el espacio vacío) y un demiurgo que ordena dicha materia tomando como modelo a las Ideas, siendo la Idea suprema el Bien.

Aristóteles
Por el contrario, Aristóteles no acepta la existencia de las Ideas platónicas como realidades transcendentes y separadas de las cosas particulares, sino que sostiene que las sustancias sensibles se componen necesariamente de materia y forma como dos aspectos indisociables. Las clases fundamentales de ser son, pues, la sustancia y los accidentes. Por otra parte, el cambio que experimentan las cosas individuales se explica como el paso de la potencia al acto. Además, Aristóteles considera que en él intervienen cuatro causas: la materia, la forma, la causa agente o eficiente y la causa final. Por otra parte, existe un Primer Motor Inmóvil que es la causa primera de todo movimiento y que actúa como causa final a la que tienden todos los seres.

Escuelas posteriores: epicureísmo, estoicismo, escepticismo
Además de la Academia platónica y el Liceo aristotélico, durante la época helenística surgieron el epicureísmo, el estoicismo y el escepticismo. A pesar de sus diferencias, las dos primeras dividían la filosofía en la física, la canónica o la lógica, y la ética, siendo esta última el centro de interés de todo el pensamiento helenístico.

Epicuro de Samos adoptó, en general, el atomismo materialista de Demócrito, pero introdujo el movimiento espontáneo de los átomos o clinamen a fin de salvar la libertad humana de la necesidad mediante el recurso al azar. Aunque no niega la existencia de los dioses, considera que viven en un estado de beatitud, permaneciendo indiferentes ante las vidas de los hombres, quienes, en consecuencia, nada tienen que temer de ellos.
En cambio, los estoicos basaron su física en la teoría de Heráclito y concibieron el universo como un gran organismo vivo cuyo pneuma o espíritu es Dios o la razón universal, identificado con el fuego y el Logos de Heráclito. Esta Razón universal gobierna el universo de modo que todo sucede necesariamente con vistas al bien común. Por otra parte, defienden un claro nominalismo que rechaza la existencia de las Ideas platónicas y las formas aristotélicas.
En cuanto al escepticismo, su negación de la posibilidad de conocimiento conduce a la imposibilidad de una física o teoría de la realidad. A su juicio, sólo conocemos fenómenos, es decir, lo que se nos aparece a través de los sentidos. No es posible ir más allá de ellos.

Neoplatonismo
El neoplatonismo es una corriente filosófica que desarrolló el carácter místico y religioso de las doctrinas platónicas. Se trata de un movimiento que se extendió en varias direcciones hasta culminar en el pensamiento de Plotino. Según este filósofo, existe lo Uno divino (o primera hipóstasis) situado más allá de toda multiplicidad. De él se deriva el mundo por un proceso gradual de emanación, por el que surge la segunda hipóstasis, que es la Inteligencia que piensa las ideas platónicas; después brota el Alma del universo; y, por último, se engendra la materia que es la causa de la multiplicidad y el cambio de los seres sensibles.