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La literatura griega
La filosofía [Autoevaluación]

La acción: ética, estética


Filósofos presocráticos

Aunque los filósofos presocráticos reflexionar principalmente sobre la naturaleza, el pensamiento de algunos de ellos también contiene algunas ideas morales, cuyo antecedentes se hallan en las sentencias de los Siete Sabios y los poetas gnómicos. Así, los pitagóricos o Empédocles, al igual que el orfismo, concebían la moral como una purificación o liberación del alma respecto a lo corporal. Asimismo, el atomista Demócrito consideraba que el bien supremo o la felicidad consiste en el buen ánimo.

Sofistas y Sócrates 
A diferencia de los primeros fiósofos, tanto los sofistas como Sócrates se preocuparon  fundamentalmente sobre problemas relativos al ser humano. En general, los sofistas adoptaron una postura relativista según la cual las normas morales son convencionales (νόμος: nómos) y no naturales (φύσις: physis). Por el contrario, Sócrates fue partidario de un objetivismo moral al defender que los conceptos morales son universales y objetivos. Además, defendió el intelectualismo moral, pues identificaba conocimiento,  virtud  (ἀρετή: areté) y felicidad. A su juicio, quien obrar mal lo hace por ignorancia. Otra de las pocas tesis que mantuvo es que es preferible padecer injusticia que cometerla, pues esto último es el mayor mal para el hombre. Por otra parte, tanto los sofistas como Sócrates se plantearon el problema de la virtud y su enseñanza, estrechamente relacionado con la plenitud de la democracia ateniense en el siglo V a.C. y la formación de los ciudadanos para su participación en la vida política.

Platón
La filosofía de Platón tiene como objetivo, entre otras cosas, fundamentar la existencia de conceptos universales defendida por su maestro mediante su teoría de las Ideas, que, entre otras cosas, son los valores universales a los que se refieren las nociones morales. Además, Platón describió la virtud como la armonía entre las distintas partes del alma, a la que denomina justicia. Así, la virtud de la parte concupiscible es la templanza, la correspondiente a la parte irascible es la fortaleza y, por último, la virtud de la parte racional es la prudencia. Por otra parte, también comprende la vida moral como un proceso de purificación en el que alma se libera de lo corporal. Hay que recordar también el rechazo platónico del arte por constituir una copia de los individuos sensibles que a su vez imitan a las Ideas.

Aristóteles
Aristóteles afirmó que el bien supremo o el fin último de la vida humana es la felicidad (εὐδαιμονία: eudemonismo). Ésta consiste en el ejercicio virtuoso de lo específicamente humano, es decir, la razón. Por tanto, la felicidad consiste, por un lado, en la contemplación y el desarrollo de las virtudes dianoéticas o intelectuales, y, por otro, en las virtudes éticas que consisten en el hábito de obrar según el justo medio entre dos extremos igualmente viciosos, uno por exceso y otro defecto. Resulta interesante su análisis de la amistad, así como su distinción entre la justicia aritmética o conmutativa y la justicia geométrica o distributiva. En cuanto a su teoría estética, cabe destacar su concepción del arte como imitación, así como su noción de la catarsis o purificación que provoca el género de la tragedia.

Escuelas posteriores
Todas las escuelas de la época helenística conciben la filosofía como un arte de vivir. El epicureísmo, heredero de los cirenaicos, sostiene que el bien supremo es el placer (ἡδονή: hedonismo), pero considera que éste estriba en la ausencia de dolor físico (ἀπονία: aponía) y la imperturbabilidad del alma (ἀταραξία: ataraxia). En cambio, los estoicos afirman que el bien supremo es la virtud, que consiste en obrar conforme a la naturaleza, es decir, a la razón. A su juicio, la felicidad radica en ausencia de pasiones (ἀπάθεια: apatía) y en la aceptación del destino. Así pues, desarrollan la tendencia que iniciaron los cínicos (κυνικοί), cuyo ideal era la autarquía. Por último, el escepticismo también aspiraba la ausencia de perturbación en el alma mediante la suspensión del juicio (ἐποχή: epojé) acerca del valor de las cosas.

Neoplatonismo
En la última etapa de la filosofía grecorromana, el neoplatonismo entendió la virtud como un proceso de purificación o liberación del alma respecto a sus ataduras corporales, que culmina en la contemplación del Uno o Bien.