La
contaminación del medio ambiente se
produce de forma natural, por emisiones
de gases o sólidos de los volcanes. La
actividad vital de los organismos del
planeta también supone la emisión de
gases (CO2) o sustancias
líquidas o sólidas que se acumulan en el
medio que les rodea.
De forma natural muchos
microorganismos descomponen restos
orgánicos que producimos. Otros
microorganismos son capaces de captar y
fijar metales pesados. Otros permiten
recuperar un suelo o aguas contaminadas.
El ser humano, como organismo vivo,
también produce alteraciones en el medio
ambiente por el simple hecho de vivir.
Además, la actividad industrial supone
una alteración mucho mayor. El problema
de la aglomeración urbana y la
acumulación de residuos sólidos,
líquidos o gaseosos supone un problema
aún más grave, tanto que el propio
ecosistema parece incapaz de rectificar
esas alteraciones.
La biorremediación consiste en
recuperar el medio ambiente contaminado
mediante técnicas biotecnológicas.
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Depuración de aguas residuales
Las aguas residuales generadas en las
poblaciones urbanas deben regresar al
medio ambiente, ya sea a través del
cauce de un río, un lago o el mar. Estas
aguas no deben provocar una
contaminación en estos ecosistemas. Por
ello, el agua residual se trata en
plantas de depuración de agua para
rebajar la cantidad de contaminantes.
El sistema para la depuración del
agua se divide en varias fases:
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Tratamiento primario:
engloba una fase de pretratamiento
de agua y una depuración
primaria en un decantador.
Se retira del agua grandes sólidos
(trapos, maderas, piezas de coche,
escombros) mediante una filtración
por rejillas. Se separa del agua las
grasas y se corrige el pH para
permitir un posterior ataque de
microorganismos a la materia disuelta
en ella. En un decantador de grandes
dimensiones se recogen los sólidos y
precipitan en el fondo,
generando lodos que serán conducidos a
un digestor.
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Tratamiento secundario:
también llamado depuración
secundaria. Se elimina la materia
orgánica por acción de
microorganismos. Este tratamiento
es aerobio y se comprueba su
efectividad midiendo la cantidad de
oxígeno consumido por los
microorganismos en la oxidación de la
materia orgánica. A medida que
disminuye la cantidad de materia
orgánica del agua, también disminuye
el consumo de oxígeno.
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El agua que sale de este
tratamiento entra en el tanque de
decantación en el que, por
sedimentación, se depositan en
el fondo materiales inorgánicos y
orgánicos insolubles. Una vez que sale
el agua de este tanque en el que
permanece, al menos dos días, ha
perdido el 95% de la materia orgánica
que llevaba dispersa y es vertida al
medio ambiente.
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Los restos depositados en el
tanque de decantación se trasladan a
los digestores de cieno (lodo), donde
las bacterias fermentadoras y
bacterias metanógenas, en un ambiente
anaerobio, producen el denominado
biogas, que puede utilizarse como
fuente de energía.
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Los sólidos depositados en el
digestor de lodos se retiran
periódicamente y, después de
eliminarse la mayor parte de los
microorganismos, son utilizados como
abono agrícola.
Vertidos de petróleo
Otro problema grave de contaminación
del medio ambiente por la actividad
humana es el producido por el vertido de
petróleo o sus derivados. Algunas
bacterias y mohos son capaces de
degradar de forma natural los
hidrocarburos. Estos microorganismos
pueden utilizarse para limpiar fondos
marinos, playas o agua. Sin embargo,
estos microorganismos son seres vivos,
por lo que necesitan unas determinadas
condiciones de vida. La variación en la
temperatura del agua, las corrientes
marinas, las diferencias de
concentraciones salinas del mar o la
necesidad de nutrientes concretos son
factores limitantes para su desarrollo.
En los laboratorios de clonación
se intenta crear cepas que puedan
trabajar a temperaturas muy bajas o que
sus necesidades nutricionales se adapten
al medio marino en el que van a
desarrollar.
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Residuos generados por
explotaciones mineras
La explotación minera
provoca grandes problemas de
contaminación del suelo o de aguas
subterráneas por metales pesados.
También, y de forma natural, existen
microorganismos y plantas capaces de
acumular o transformar estos metales
pesados, recuperando el medio ambiente
dañado. El problema de algunos de estos
microorganismos consiste en que
necesitan oxígeno para llevar a cabo su
metabolismo, por lo que hay que bombear
oxígeno al suelo para poder
descontaminarlo.
En los laboratorios de
clonación se está trabajando con cepas
descontaminadoras, que puedan concentrar
metales pesados o que aceleren el ritmo
de descontaminación. Entre las plantas
con actividad fitorremediadora se
encuentran las crucíferas del género
Brassica, capaces de acumular metales
pesados y arsénico. Estas plantas son
objeto de estudio y selección en los
laboratorios de clonación.
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