Una civilización muy antigua, los babilonios,
utilizaban un sistema de numeración que tenía como base el número
60. Actualmente se sigue utilizando este sistema, llamado sexagesimal,
en la medida de la amplitud de ángulos y en la medida del tiempo. Los
babilonios dividían la circunferencia en 360 partes o ángulos
iguales y llamaron grado a cada uno de ellos. Para medir ángulos de
forma más precisa introdujeron dos unidades más pequeñas que el
grado: el minuto y el segundo.
Cuando el hombre se hizo agricultor surgió la necesidad de saber en
qué época tenía que sembrar, recolectar, etc., y de ahí la invención
de las estaciones del año y, con ellas, los primeros calendarios.
Un calendario es un sistema de contar y dividir el tiempo. Los
calendarios solares se basan en la duración aparente de la rotación
del Sol alrededor de la Tierra que recibe el nombre de año. Los
errores acumulados en la medición del año originaron dos importantes
reformas del calendario: la primera en el año 46 a.c. (calendario
juliano) y la segunda en el año 1582 (calendario gregoriano),
actualmente en vigor en la mayor parte del mundo.
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