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ORDO AMORIS
Si
no odias lo ajeno, no amas lo nuestro. Este es el mensaje del nacionalismo
antivalioso. Pero ningún amor verdadero puede construirse sobre
ningún odio. El supuesto amor alto queda desvalorizado por el odio
más bajo. Lo correcto es: amo a todos y por su orden, a la humanidad,
a mi nación, a mi región, a mi ciudad, a mi familia.
El orden de los amores es bidimensional, como el de los valores:
intensidad (vertical) y extensión (horizontal). Lo que se pierde
en extensión se gana en intensidad. Y la regla de la fuerza es siempre
la misma: si no amo a los lejanos, mi amor a los cercanos es un
falso amor, mera apariencia o fachada.
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