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Grecia Los géneros literarios griegos: épica, lírica y
dramática. La prosa. [Autoevaluación]
Oratoria
Los griegos
concedían un gran valor al arte de la palabra, que podía
ser mágica, hechizadora, persuasiva y convincente.
Sin embargo,
fue la democracia ateniense la que provocó el desarrollo
de la oratoria y sus técnicas, ya que los ciudadanos
debían hablar bien en sus discursos ante la Asamblea y
los Tribunales.
En la Atenas clásica había una cierta
afición a los litigios pero no existían
abogados ni fiscales, por tanto, los ciudadanos
debían aprender a rebatir argumentaciones y a
ganarse al auditorio. No todo el mundo era capaz
de hacer eso, pero se podía recurrir a los
logógrafos, escritores de discursos; algunos de
éstos también fueron grandes
oradores. |
 Crucigrama sobre la oratoria
griega
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Lisias (445- 380 a. C.).
Su familia era originaria de Siracusa, él pasó algún
tiempo en Turios (sur de Italia) formándose en la
retórica, volvió a Atenas y se ganó la vida como
logógrafo. Por su condición de meteco, no ciudadano
ateniense, no podía pronunciar sus discursos en la
Asamblea. Pero sí tuvo interés en los asuntos
políticos y colaboró en la derrota de los Treinta
Tiranos.
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Isócrates (436 338 a.
C.) Logógrafo y maestro de retórica. Toda su larga
vida se lamentó de la desunión de los griegos frente
al peligro de los persas, confiaba en la unión de
Atenas y Esparta, pero pronto se sintió decepcionado,
llegó a confiar incluso en Filipo II de Macedonia como
protector de Grecia. Sus discursos eran muy
elaborados, evitaba los hiatos y buscaba la
armonía y el equilibrio.
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Demóstenes (384- 322 a.
C.) comenzó su carrera como orador en los juicios
contra sus tutores, ya que Demóstenes quedó huérfano
de niño y éstos dilapidaron su herencia. Compuso
discursos judiciales, muchos de ellos por encargo, y
políticos, en estos últimos destacan sus discursos en
contra de Filipo II de Macedonia: Las
Filípicas. Se le considera el mejor orador griego
por la belleza de sus discursos y por su fuerza de
voluntad para vencer sus dificultades para hablar en
público. Pero ante todo fue un gran defensor de la
democracia ateniense que ya estaba a punto de
desaparecer.
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