El Helenismo es la
última fase de la civilización griega. Es la
supervivencia del espíritu griego, cuando ya el dominio
político de Grecia había desaparecido.
Por lo
tanto, la época helenística la constituyen los
trescientos años que siguen a la muerte de
Alejandro (del 323 a. C. al 31 a. C., llegada
de Augusto). El centro de gravedad se traslada de
Grecia a Oriente: Egipto, Asia Menor y Siria.
Ahora los centros artísticos se encuentran en
Pela, Rodas, Alejandría, Pérgamo, Tarento,
Siracusa,....
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 Reconoce los tres órdenes
arquitectónicos
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El Arte se pone al
servicio de los monarcas y de sus cortes, volviéndose
más exagerado y barroco, abandonando los ideales de
armonía, equilibrio y serenidad que se habían buscado en
la época clásica.
El helenismo
sobrevivirá a la llegada de Roma en las provincias más
orientales, donde se producirá una interesante fusión
del legado griego, de las nuevas formas romanas y de las
influencias orientales.
La
arquitectura
En cuanto a la arquitectura, es
obvio que triunfa el orden corintio,
más
profusamente decorado que el dórico y el jónico. En él
lo más destacado es su capitel, claramente reconocible,
a base de hojas de acanto, rosas y caulículos, como si
imitara un cesto floral.
En la arquitectura
helenística se desarrolla el modelo de teatro (Pérgamo,
Éfeso), los monumentos conmemorativos (Linterna de
Lisícrates), las grandes tumbas (como el Mausoleo de
Halicarnaso) y teóricos como Hipodamo de Mileto
comienzan a trazar los primeros desarrollos urbanísticos
con calles en
cuadrícula.