Este
período abarca desde el 323 a. C., fecha de la muerte de
Alejandro Magno, hasta el 31 a. C., año en Grecia y el
oriente griego caen definitivamente bajo el poder de
Roma.
A
lo largo de medio siglo, los generales de
Alejandro se vieron envueltos en continuas guerras
por el
poder (guerras de los Diádocos), hasta que
finalmente el imperio quedó dividido en grandes
reinos, entre los que sobresalieron Egipto
(dinastía de los Ptolomeos), Siria y Asia (reino
de los Seleúcidas) y Macedonia y Grecia (reino de
los Antigónidas). |
 Busca reinos
helenísticos
| Surgieron
también reinos menores: Epiro, Pérgamo, Bactria,
Capadocia, Ponto... En
todos estos reinos encontramos rasgos
comunes:
- En
el orden político, el Estado está
representado por la voluntad soberana del rey, un rey
divinizado, que disponía de un ejército propio de
mercenarios y monopolizaba las explotaciones agrícolas
y mineras. La actividad política de las ciudades
desapareció.
- En
el orden económico hubo una decadencia
generalizada de la agricultura, excepto en Egipto. La
industria se estancó, pero floreció el comercio; se
difundió la economía monetaria y se fundaron
sociedades crediticias y mercantiles que potenciaron
las relaciones económicas en el
Mediterráneo.
- En
la sociedad. Una clase dirigente cosmopolita
(griegos e indígenas helenizados) se asentó en los
grandes núcleos urbanos, las poblaciones campesinas
asimilaron sólo superficialmente la cultura griega
dominante y mantuvieron sus costumbres y tradiciones
ancestrales.
- En
el aspecto cultural, Atenas dejó de ser el
centro más importante del mundo helénico y con ella
rivalizaron Alejandría, Antioquía, Pérgamo, Éfeso y
Rodas. Gracias a la iniciativa de los reyes se
desarrolló una intensa actividad intelectual y
científica, plasmada en la creación de bibliotecas,
museos, gimnasios y teatros, y en el incremento de la
ciencia especulativa y experimental. Durante estos
siglos se difundió la cultura entre grandes masas de
población y aparecieron nuevas formas artísticas más
ricas y expresivas, indicadoras de una nueva
sensibilidad para los aspectos cotidianos de la
vida.
- En
lo religioso y moral, la desaparición de la
polis como forma de organización política, acarreó la
desaparición de la religión estatal. Las creencias
religiosas dejaron de ser patrocinadas por el Estado y
se convirtieron en asunto propio de la conciencia
individual. Por otra parte, surgieron religiones
universalistas, que se dirigían a toda clase de
personas, religiones en las que abundaban elementos
mistéricos,
mágicos y supersticiosos.
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