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Roma La Hispania romana [Autoevaluación]
Las Guerras
Púnicas
Los cartagineses habían creado un verdadero imperio
comercial y militar en el Mediterráneo. En la Península
Ibérica ya habían sometido a varios pueblos indígenas
(sobre todo en el Sur y Levante) y habían desplazado a
los griegos. Incluso se apunta la posibilidad de que
"Hispania" proceda del cartaginés Ispani, que significa
"la tierra de los conejos". Otras palabras cartaginesas
que quedaron en la geografía ibérica fueron: Córdoba
(Kart Iuba, o ciudad de Iuba), Cartagena (Kart-Hadhtha),
etc.
Como era previsible
pronto se iniciará una lucha abierta contra la otra gran
potencia de la zona: Roma. Hispania era muy
importante para cartagineses y romanos. Aparte de la
importancia estratégica la Península ofrecía recursos
casi ilimitados, que eran muy apreciados por ambos
bandos.
Las guerras entre cartagineses y
romanos recibirán el nombre de Guerras
Púnicas. La Segunda
de ellas se inició en la Península, cuando una
ciudad aliada de Roma, Sagunto, fue atacada por
los cartagineses. Esta II Guerra Púnica tuvo el
protagonismo de Aníbal
Barca (o Bariq, en
púnico), que a punto estuvo de derrotar a los
romanos en su propio país. |
 La II Guerra
Púnica
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Sin embargo, la
división interna en el Senado de Cartago, y el inmenso
poder militar romano acabaron por vencerle. Cartago
abandonará la Península Ibérica en el año 206 a. C.
(tras la victoria de Escipión el Áfricano en Ilipa). Más
tarde sufrirá la invasión de su propio territorio, en el
Norte de África, que será prácticamente arrasado por
Roma. Su capital será destruida con tal ensañamiento,
que quedará como ejemplo de castigo a los que se oponían
a Roma (Cartago delenda est)
En las Guerras
Púnicas el prestigio personal alcanzado por el general
romano Escipión mantuvo la influencia romana en España.
Pero poco después empezaron las rebeliones de los
pueblos de la Bética y, especialmente, de los celtíberos
de la Meseta, que querían preservar su independencia y
modo de vida más orientado a actividades nómadas y
ganaderas o, con frecuencia, al
pillaje. | |