Este período
abarca desde el inicio del siglo V a. C., con los
enfrentamientos de las ciudades griegas con el vecino
Imperio Persa, hasta la muerte de Alejandro Magno en el
323 a. C.
Las Guerras
Médicas Desde mediados del siglo VII, los
jonios de Asia Menor estaban en estrecho contacto son la
vecina Lidia y habían adquirido un gran desarrollo
económico y cultural; pero la llegada de los persas
desde Oriente a Asia Menor causó un gran impacto en los
pueblos griegos de la costa.
Muchos jonios
no se sometieron a las
tiranías
impuestas por los persas y huyeron a Occidente, donde
fundaron nuevas colonias; el comercio griego sufrió un
duro golpe por el bloqueo de sus fuentes de materias
primas; la independencia política de los griegos estaba
amenazada.
Hacia el 500 a. C. los jonios se sublevaron
contra el imperio persa y pidieron ayuda a los griegos
del otro lado del Egeo;
tras varios años de guerra fueron sometidos y duramente
castigados. Los reyes de Persia, decididos a evitar
nuevas revueltas, emprendieron la conquista de
Grecia
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Primera
guerra Médica (490 a. C.). Los atenienses dirigidos
por el general Milcíades rechazaron el ataque del rey
Darío en la llanura ática de Maratón.
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Segunda
guerra Médica (480 a. C.). Diez años después los
persas hicieron una nueva invasión de Grecia con
enormes efectivos, la acción conjunta de la mayoría de
los griegos, con Atenas y Esparta a la cabeza, logró
la liberación de Grecia: batalla terrestre de Las
Termópilas, con el rey espartano Leónidas al frente, y
batallas navales de Salamina, dirigida por
Temístocles, Platea...
Al acabar las Guerras
Médicas, Atenas y las ciudades jonias crearon una
alianza, la Liga Marítima Délico-Ática, con sede en la
isla de Delos, para defenderse de futuros ataques
persas. Al cabo de poco tiempo, esta alianza se
transformó en un imperio al servicio de los intereses
atenienses, pues éstos obligaron a varias polis a
integrarse en la Liga, reprimieron duramente cualquier
deserción, instalaron colonias militares de vigilancia,
trasladaron los fondos de la Liga a Atenas y los administraron
con absoluta libertad y finalmente, promovieron la
instauración de regímenes democráticos.
Asimismo,
Atenas comenzó la reconstrucción de la Acrópolis, la construcción de
los Largos Muros desde Atenas al puerto del Pireo, se
dio un gran desarrollo de la vida literaria y artística
y hubo una gran afluencia de intelectuales y pensadores
que acudían a la ciudad procedentes de otros lugares de
Grecia.
La Democracia Ateniense
y Pericles El progreso democrático fue
rápido debido al papel desempeñado
por las clases populares en su victoria sobre los
persas. Pericles y
Efialtes introdujeron reformas constitucionales por las
que el pueblo asumió mayores responsabilidades en la
Asamblea y los Tribunales populares, los miembros de las
instituciones recibían remuneración salarial, el
Consejo aristocrático y el Areópago perdieron poder
político. De este modo Atenas robusteció su democracia y
mantuvo la supremacía sobre el resto de Grecia, debido a
su poderío naval.
Para mantener sus privilegios
sociales y económicos los ciudadanos impusieron leyes
restrictivas de acceso a la ciudadanía a quienes no lo
eran (metecos, extranjeros, esclavos).
El imperialismo
ateniense propició el alejamiento del peligro persa,
seguridad en la navegación, unidad entre los griegos del
Egeo (unidad monetaria, jurídica, política, cultural,
lingüística...), pero también suprimió la autonomía de
los aliados y entró en conflicto con los intereses
comerciales de los aliados de Esparta: Corinto y
Megara.
Guerras del Peloponeso
El enfrentamiento entre la Liga
Délico-Ática (Atenas y sus aliados) y la Liga del
Peloponeso (Esparta y sus aliados) fue el más
largo y cruento que padecieron los griegos. A su
término, Grecia quedó agotada e inició un proceso
continuado de decadencia. A la derecha puede
consultarse el mapa de este conflicto. El zoom se activa desplazando la barra
inferior. Para mover la imagen sólo hay que
arrastarla hasta la zona
deseada. |
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Primer
período (431- 421 a. C.):
Los
diez primeros años de la guerra, conocidos como
guerras Arquidámicas, fueron una sucesión de éxitos y
fracasos para ambos bandos, los espartanos invadieron
el Ática, los habitantes de la zona se refugiaron en
Atenas donde se produjo una epidemia, víctima de la
cual murió Pericles. Los atenienses firmaron una
efímera paz con Esparta, la paz de
Nicias.
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Segundo período (415- 412 a. C.): En el
415 a. C. los
atenienses intentaron conquistar Sicilia,
con el fin de atacar a Esparta en dos frentes, el más
interesado en esta expedición fue el joven Alcibíades;
la expedición resultó un completo fracaso y provocó
grandes conmociones en Atenas y su
imperio.
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Tercer
período (412- 404 a. C.): La guerra duró diez años
más, con deserciones en el bando ateniense, hasta que
Esparta, gracias a la ayuda económica de Persia,
venció a la flota ateniense en la batalla naval
de Egospótamos, junto al Helesponto (404 a.
C.).
Esparta
impuso su hegemonía sobre los griegos e instauró
gobiernos oligárquicos, en Atenas el gobierno de los
Treinta Tiranos instauró un régimen de terror que
propició la vuelta de la democracia. En otras ciudades
hubo también revueltas antiespartanas y Esparta llegó a
aliarse con los persas para poder mantener su hegemonía
sobre los griegos. Pero su poderío se vio dañado también
por la corrupción de sus instituciones y el descenso
democrático.
La Liga
Beocia, comandada por Tebas y dirigida por Pelópidas y
Epaminondas, venció al poderoso ejército espartano en la
batalla de Leuctra (371 a. C.) La hegemonía de Tebas
desapareció con la muerte de Epaminondas en la batalla
de Mantinea. Atenas
consiguió recuperarse, pero no volvió a tener fuerza
suficiente para liderar al resto de Grecia, la crisis de
las polis se agravaba cada vez más.
Macedonia En ese momento
entró en escena una nueva potencia: la Macedonia de
Filipo II, rey enérgico, tenaz e inteligente. En pocos
años reorganizó su reino y sus ejércitos y se impuso a
los estados griegos: conquistó Tesalia y Calcídica,
intervino en Grecia Central y venció a sus opositores,
encabezados por Atenas, en la batalla de Queronea (338
a. C.). Desde entonces, los griegos perdieron su
independencia política y estuvieron bajo la autoridad de
los reyes macedonios.
Macedonia se impuso con
facilidad en Grecia debido a la crisis de las polis, con
continuos conflictos internos y externos, agudización de
las luchas entre ricos y pobres y desinterés por
participar en la política.
Tras el
asesinato de Filipo II, su hijo Alejandro sofocó los
levantamientos de algunas ciudades griegas contra
Macedonia y dirigió su ejército contra el Imperio
Persa tras cruzar el Helesponto.
En el curso de
once años, Alejando Magno derrotó a los persas en una
serie de impresionantes victorias: Gránico, Isos,
expedición a Egipto, Gaugamela... Tras la toma de
Persépolis inició una gran expedición hacia el Este para
conocer los límites de su enorme imperio, que se
extendía desde los Balcanes hasta Afganistán y desde
Egipto al Indo.
En la organización y
administración de su imperio Alejandro mostró una gran
amplitud de miras: bajo su inspiración se produjo la
fusión de la cultura helénica y la de los pueblos
conquistados, la adopción de ritos y ceremoniales
autóctonos, la fundación de ciudades con vistas a
fomentar el estilo griego de vida y la mejora de las
vías de comunicación a fin de potenciar las actividades
económicas. Su temprana muerte a los 33 años frustró la
realización de mayores empresas.
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