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10.3 El marketing directo
El marketing directo permite crear una comunicación personal con cada cliente y mantenerla
en el tiempo gracias a la gestión de información que realiza a través
de las bases de datos y del tipo de vías de contacto que utilizada.
Básicamente consiste en el envío de comunicaciones individualizadas dirigidas
a un público previamente seleccionado en función de determinadas variables y con el que se
busca tener una relación continuada.
La elaboración de su mensaje sigue, con adaptaciones, el mismo proceso que
el de la publicidad masiva, esto es, creatividad, producción y difusión,
que se sitúan dentro de la correspondiente planificación (ver epígrafe 5.3.).
Se resuelve básicamente de dos modos:
- correo personalizado o mailing,
envíos personalizados al domicilio o lugar de trabajo, que pueden incluir
fórmulas de respuesta.
- buzoneo y folletos, que se reparte en los domicilios y lugares de
trabajo sin dirección de destinatario y de acuerdo principalmente con
criterios geográficos.
El mailing
personalizado representa por volumen de negocio el medio no convencional
más importante, con el 26.4% de la inversión total no convencional. A él se destinan
(Estudio Infoadex de la Inversión Publicitaria en España 2004) 1.700,5
millones de euros, lo que representa una disminución respecto al año anterior
del 1,5%. El apartado de buzoneo
y folletos
eleva aún más esta cifra de inversión, ya que por sí mismo ocupa el cuarto
lugar en el ranking, con el 11.7% del total, lo que arroja también una
disminución del 1,5%.
El correo se convierte así en un canal básico para que los anunciantes
creen contactos no masivos con sus públicos. Desde la aparición de internet se pueden distinguir dos opciones: la
forma tradicional y el correo electrónico o e-mail (ver epígrafe 8.12.). Entre las
principales ventajas del primero,
el correo postal, destacamos dos: permite la máxima personalización y
el destinatario lo lee en el momento que él elige, pudiendo tomarse su
tiempo. Además, suele tener bajo coste de producción y difusión. Quizá
uno de sus inconvenientes, sobre todo en el caso
del correo tradicional, es el tiempo de elaboración, sin duda más largo
que en otras fórmulas.
Hoy el marketing directo se considera esencialmente
parte del marketing relacional
(ver epígrafe 2.2.) que tiene como objetivo estratégico convertir cualquier venta o contacto con los clientes en relaciones duraderas
basadas en las satisfacción de sus necesidades y preferencias. Para
lograrlo, aplica las técnicas del marketing directo y de otra de sus principales
herramientas, el telemarketing.
En este caso el contacto trata de establecerse a través del teléfono que,
frente al correo, presenta sus propias ventajas e inconvenientes. Entre
las ventajas hay que señalar la rapidez en
la comunicación, una mayor seguridad de contacto con el público objetivo,
un grado de reticencia menor y la posibilidad de contraargumentar y hasta
de ofrecer alternativas adaptadas a cada persona.
Las desventajas
más significativas son: el rechazo por parte de aquellos que lo perciben
como una entrada en su espacio de intimidad, vulnerado a través de la
ventana telefónica, que es más cálida aún que la que se abre mediante
correspondencia; la reducción de códigos de comunicación a la palabra;
y el precio elevado en caso de contactos muy masivos y dificultosos.
El marketing telefónico ocupa la tercera posición entre los medios no
convencionales y es la partida que más ha crecido en los últimos cinco
años: en 2003 se han invertido 763,6 millones de euros, un 10% más que
en 2002.
Mailing y marketing telefónico ofrecen las oportunidades derivadas
del contacto directo y personal y, además, una doble ventaja añadida. Por una parte, la posibilidad
de realizar una labor de investigación a través de pruebas o tests.
El propio material publicitario puede contener, también, un cupón
o cualquier otro medio para la recogida de información. Por otro lado
está la facilidad de ofrecer en el momento de contacto una vía para ampliar
información e incluso realizar la compra de los productos y servicios
o satisfacer las solicitudes que hace el público.
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