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> Publicidad > 9 Publicidad y sociedad
> 9.3. Mensaje publicitario
y cultura 9.3. Mensaje publicitario y cultura Influye en los
hábitos de las personas más allá de lo relativo a la compra de productos.
El lenguaje que utiliza y la realidad que refleja responden a las necesidades
(ver epígrafe 7.3.), deseos, percepciones (ver epígrafes 7.4. y 7.5.)
y motivaciones (ver epígrafe 7.6.) de aquellos a los que va dirigido el
mensaje. Está presente en sus calles, entra por la pantalla del televisor
y se comenta en los hogares cuando el anuncio de turno gusta especialmente
o cuando, por el contrario, produce un claro rechazo. No ocupa un lugar
reservado, sino doméstico, ligado a la conducta de elección entre opciones
materiales, ideológicas y vitales porque sus
propuestas pueden ser de cualquier tipo. La reflexión sencilla es que la
publicidad forma parte del mundo en el que estamos, está ligado a la cultura
de masas y promueve un determinado consumo cultural. Todo ello es
explicable en la medida que se reconoce la interrelación entre lo económico,
lo social y lo cultural. Esto explica también la pluralidad de frentes
desde los que se inspira la crítica a la publicidad, ya revisada en los
dos epígrafes anteriores. Cuando la publicidad actúa sobre la demanda,
la competencia o los costes, repercute
en la aceleración de tendencias y en la diferenciación de la oferta.
Este conjunto de variaciones tiene a su vez un efecto de naturaleza social.
Se trata de entender que si, por ejemplo, abogamos por suprimir la publicidad,
debemos considerar las repercusiones sobre el sistema económico, social
y cultural. Los efectos
que la publicidad son múltiples, destacamos algunos:
Quizá sea interesante plantearse
una reflexión personal acerca de si estamos dispuestos a asumir los cambios
que se derivarían de la supresión de la publicidad. Por otra parte,
se trata de una manifestación más de la cultura de un país que es posible
analizar desde diferentes puntos de vista. Puede estudiarse su papel en
las industrias culturales, su contribución a la cultura de masas, los
contenidos sociales que transmite, su universo imaginario, el uso que
hace del lenguaje en sus distintas manifestaciones (palabra, sonido e
imagen), y su valor estético, artístico y ambiental. En definitiva,
la función social de la publicidad supera la visión meramente económica
del fenómeno. |
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